Faltan menos de dos semanas para las elecciones del 3 de mayo de 2009. Muchas cosas hay en juego para muchas personas metidas de cabeza en las campañas políticas, y también para los donantes y para los activistas, muchos de los cuales se han "mamado" año y medio de aguantar sol y agua en volanteos, vocería, visitas de casa en casa, caravanas y diversas actividades.
Para muchos de estos jóvenes (porque la mayoría de las bases y tropas de los partidos son muchachos y muchachas), su vida ha girado alrededor de las actividades proselitistas desde enero del 2008. Han hecho nuevas amistades y han aprendido mucho en las artes de la política. Han vitoreado a sus candidatos, abucheado a los adversarios; y una que otra vez, han tenido que medir sus "porras" frente a barras y activistas contrarios.
Han vivido en un ambiente distorsionado por el entusiasmo y la propaganda. Solo hacen caso a las encuestas que sus propios candidatos emiten, y se creen a pie puntillas todos los argumentos en contra de los candidatos adversos, desestimando información similar sobre los trapos sucios del candidato que apoyan.
Para ellos, la victoria el 3 de mayo significará la merecida recompensa por meses y meses de curtirse el cuero por su candidato. Un puestito medianamente remunerado es a lo que muchos de ellos aspiran; aunque probablemente no todos lograrán obtenerlo.
Una derrota en las urnas será algo devastador. Habrá desconcierto e incertidumbre cuando se emitan los primeros resultados adversos, y lágrimas de cocodrilo cuando el fracaso de la campaña esté confirmado. La realidad les sacudirá traumáticamente la ilusión electoral que estuvieron viviendo por año y medio.
Pero ese desenlace estará precedido por los días de ansiedad y estrés previos a la elección. Estamos viviendo esos días, y como lo han demostrado procesos electorales anteriores en la historia de este país, los ánimos pueden caldearse al punto de la tragedia.
En los tiempos de la "patria boba", más de uno fue asesinado por turbas motivadas políticamente. Y ni hablar de los procesos electorales que se desarrollaron durante la época de la dictadura militar.
Los torneos desde 1994 hasta 2004 se desarrollaron con tranquilidad, pero esta campaña en particular ha estado caracterizada por la agresividad y el insulto, muchas veces empleadas de forma anónima. El peligro de cruzar la línea de la agresión verbal a la física está siempre presente, dado el tono.
Jóvenes activistas: apoyen a sus candidatos si en verdad creen en ellos. Defiéndanlos con su trabajo y sus actividades, pero siempre hay que dejar un espacio para la prudencia y el sentido común. No se dejen arrastrar hasta extremos que desvirtúen el esfuerzo de todo un país de reforzar su democracia.
