Nuestro planeta es un lugar dinámico, en donde el medio ambiente y las criaturas que en él habitan conviven en un ciclo de armonía. Por desgracia, la depredación humana y el progreso industrializado han comenzado a consumir los pocos recursos naturales que la Tierra todavía tiene disponible, afectado su entorno.
Hoy, cuando conmemoramos otro aniversario del Día de la Tierra, el hombre debe comprender mejor el significado de esta fecha. El mundo está cambiando y muchas naciones han sufrido en los últimos meses por la furia de la naturaleza.
El calentamiento global es una muestra de los abusos que comete la humanidad en contra de la naturaleza. Incluso, hace poco un informe norteamericano advertía del peligro al que se exponen mil millones de personas en el mundo entero que viven en áreas bajo el nivel del mar, frente algunos fenómenos como los tsunamis.
Hay que cuidar el planeta y respetar el frágil medio ambiente en donde vivimos. El desarrollo es bienvenido, pero sin destruir la naturaleza. Cada vez hay menos áreas verdes en el país. Panamá se está convirtiendo en una selva, pero de cemento.
Ojalá que el Día de la Tierra promovido hace casi tres décadas por el senador norteamericano Gaylord Nelson, para crear conciencia del pueblo frente a la contaminación y la necesidad de conservare el ambiente, no haya caído en oídos sordos.
En Panamá hay todavía tareas pendientes. Se avanza en los pasos previos al Saneamiento de la Bahía, pero por otro lado se destruyen zonas verdes para darle paso a carreteras.
La Tierra es el único lugar que nos queda para subsistir. Debemos cuidar con responsabilidad y todos nuestros esfuerzos nuestros bosques, ríos y mares, para dejar a nuestros descendientes un mejor sitio para desenvolvernos.