Un fenómeno peculiar de nuestra América Latina es la fiebre de los partidos políticos en el poder de tratar de cumplir todos sus objetivos en el último año de gobierno. Obras faraónicas son impuestas a la población, dizque para borrar la mala gestión de un grupo partidista impopular, que no atendió a tiempo las necesidades de sus ciudadanos.
El Partido Revolucionario Democrático (PRD) tiene esa visión. Un clásico ejemplo fue la construcción parcial de los corredores Norte y Sur, para ser completados antes del referendo sobre la reelección presidencial de 1998. A la larga, de nada sirvió a este colectivo, pues perdió en 1999.
Otra vez, a poco menos de 13 meses de las elecciones generales de 2009, el PRD vuelve con la misma estrategia. Ahora, una empresa brasileña, Odebrecht, ha sido beneficiada con la construcción de una inusual "Cinta Costera", cuyo costo de $189 millones se vende como la solución a los tranques en la Ciudad de Panamá.
Se dice que el parque que se hará será de acceso público para los 1.6 millones de personas de la capital. Eso es una gran mentira. �Podrá usted acceder al Club de Yates y Pesca que se construirá en el nuevo farallón de la Cinta Costera? Claro que no.
"Este parque no será para nosotros, sino para los yeyesitos", me decía un joven cuando transitaba por la Avenida Balboa.
En verdad, este parque costanero será solo para los residentes de Marbella, Bella Vista, Punta Paitilla y Punta Pacífica, que están más cerca de este lugar que el hombre del pueblo que vive en la 24 de Diciembre, en San Miguelito, en Curundú o en El Chorrillo.
Tampoco el flujo vehicular mejorará. Ante la incapacidad de las autoridades, el proyecto de la "Patria Nueva" es solo un maquillaje electorero, pues la flota de vehículos crece sin control ni regulación.
Varios estudios indican que para el año 2019, la ciudad de Panamá tendrá 2.1 millones de personas y 700, 000 vehículos rodando en la urbe, es decir, por cada tres ciudadanos, habrá un automóvil. �Porqué Martín Torrijos le dice a la Autoridad del Tránsito que controle la venta y distribución de nuevos automóviles?
Estimado lector. Recuerde que la plata de la Cinta Costera hubiera servido para instalar la primera línea de un monorriel, un tren elevado que países amigos como Japón han propuesto al gobierno del PRD, pero por cuestiones políticas, no se atreven a implementar por miedo a sus aliados, los buseros asesinos de los "Diablos Rojos".
Nos debe dar pena que naciones como República Dominicana y Trinidad y Tobago, nos ganen la partida y coloquen sus propias líneas de trenes urbanos en sus capitales.
En tanto, el gobierno PRD decidió darle $90 millones a los buseros para subsidiar un sistema de transporte colapsado.
Ojalá que en el 2009, cuando se inaugure la Cinta Costera, no haya una tragedia, debido al apresuramiento electorero. A principios de este mes presenciamos cómo el proyecto se hundía bajo las olas, y ninguna autoridad de Odebrecht y el MOP dijo algo.
