EDITORIAL
Al trabajo sin más dilación
Después de las agotadoras
jornadas de la contienda electoral con el resultado de todos conocidos,
sólo queda ir al trabajo sin más dilación.
El resultado de las elecciones fue el mismo del referéndum, si
a ello se suma los votos emitidos por las dos alianzas de oposición.
También se cometió la torpeza de que el jefe de campaña
de la nómina Nueva Nación anunció los resultados de
los comicios sin estar autorizado para ello y violando el Pacto Etico del
Tribunal Electoral.
Estas elecciones, que le dieran el triunfo a Mireya Moscoso, fueron una
reiteración del voto de castigo para los gobernantes de turno. El
gobierno abrió tantas trincheras en su contra que no le permitió
ver cuál era la realidad de su destino. Por el contrario, se llenó
de triunfalismo y siguió cometiendo errores ante las demandas de
los gremios de obreros y educadores, aparte del castigo que le impusieron
a los productores agropecuarios y controladores aéreos.
El gobierno cabó su tumba en estos comicios por su tozudez y miopía
política. Su empeño suicida con propuestas impopulares lo
llevó al descalabro. Aunque Martín Torrijos fuera un candidato
joven y sin pasado político, los errores del gobierno los tuvo que
absorber arrastrando consigo toda la impopularidad que tales medidas conllevan.
El pueblo panameño ha dado una lección de civismo con estas
elecciones y es justo reconocer la labor del Tribunal Electoral y del propio
gobierno que desarrolló un torneo prístino. Sin embargo, hay
que prepararse para los retos del futuro y ordenar la casa para un gobierno
de unidad nacional, que es lo que se requiere ante los desafíos del
milenio. Los panameños debemos pensar ahora en Panamá por
sobre la partidocracia, porque lo que se requiere es el bienestar de la
patria. Debemos estar atentos en este punto porque depende de nosotros mismos
el porvenir. La hora de la verdad ha sonado y debemos ser solidarios con
nuestro destino.
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