ABRACADABRA
"Irregularidades electorales"
Carlos Guevara Mann
Según Eduardo Valdés,
del Tribunal Electoral (TE), en los últimos comicios el "voto
ha sido libremente emitido y honestamente escrutado en unas elecciones de
altura". (La Prensa, 9 de mayo). Ello, dijo Valdés, es motivo
para "celebrar".
El conteo rápido y limpio de los votos presidenciales fue positivo.
Pero en otros aspectos, el TE obró de manera antidemocrática.
Sostener que las elecciones del 2 de mayo fueron "libres", "honestas"
y "de altura" es, entonces, un gran disparate.
La legislación electoral vigente, así como las interpretaciones
que de ella hacen unos magistrados poco comprometidos con el sistema democrático,
restringieron la participación de candidatos independientes.
El TE también restringió la libertad de expresión.
Multó con 10 mil balboas a El Panamá América, por el
"delito" de no presentar la "ficha técnica" de
una encuesta (la "ficha" sí se presentó).
Impidió que se recordaran detalles importantes del pasado de muchos
candidatos. Después de que el PRD ejecutó el retiro masivo
de la edición de La Prensa (22 de abril), prohibió a esa empresa
que compensara el sabotaje oficialista a través de una nueva publicación
de su encuesta.
Nada hizo el TE para controlar el uso electoral de recursos del Estado.
Se emplearon fondos públicos para comprar el voto, por medio de las
partidas circuitales, a las que se han destinado 180 millones de balboas
en los últimos 5 años, y la entrega de bonos de comida, materiales
de construcción, cupos de taxis y buses, becas, títulos de
tierras, préstamos bancarios y nombramientos públicos (El
Siglo, 7 de mayo).
Por acuerdo entre los partidos políticos y el TE, las donaciones
y el financiamiento de las campañas son materia "confidencial".
Un candidato puede conseguir, donde sea, cuanta plata le dé la gana
para promoverse, sin que ninguna autoridad controle o imponga límites
para garantizar un mínimo de equidad.
Esto es injusto para los candidatos que no tienen acceso a recursos,
y con dinero abundante se manipula al electorado, a través del bombardeo
propagandístico y la compra de votos. Así, se mercantiliza
la política y se niega su carácter democrático, según
el cual debe haber igualdad de condiciones para todos los aspirantes a puestos
de elección.
Vicente Magallón (PRD), legislador electo por Arraiján,
declaró que invirtió en su campaña una fortuna: 500
mil balboas, los que acumuló en base a "ahorros" y los
aportes de colegas transportistas, como el legislador Franz Wever (El Panamá
América, 28 de febrero). Nadie siquiera lo cuestionó. El
TE no entiende ni de justicia ni de equidad.
Se obligó a servidores públicos a asistir a actos en apoyo
de los candidatos del gobierno. Hay indicios de que se alteraron listas
de votación, con la inclusión de votantes de otros circuitos,
para favorecer a ciertos candidatos (La Prensa, 8 de mayo, 29 de abril).
En el interior se retuvieron cédulas, para impedir que los campesinos
ejercieran su derecho a votar. En algunos centros de votación faltaron
papeletas y, luego del conteo, "desaparecieron" actas, que después
"aparecieron" con alteraciones (El Siglo, 7 de mayo; La Prensa,
4 de mayo).
Estas y otras irregularidades torcieron la voluntad popular. Contribuyeron,
por ejemplo, a la insólita reelección de 31 legisladores (entre
ellos 20 del PRD y sus satélites), y a la elección de otros
candidatos oficialistas, lo que permitirá la continuación
de la nefasta aplanadora perredista en la Asamblea, que gran daño
le hará al país en el próximo período.
Pero ni el Fiscal Electoral investiga ni el TE sanciona. Y la Comisión
de Justicia y Paz, que más parece un instrumento del PRD que una
entidad independiente, ha descrito los comicios del 2 de mayo como una "fiesta
electoral". Para los que se burlan del pueblo, ¡claro que fue
una fiesta!
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