Los indicadores económicos siguen revelando que la crisis global ya golpea duramente a Panamá. La construcción, una de las actividades que mayor cantidad de empleos directos e indirectos genera, registró un descenso del 24 por ciento en el primer trimestre; el Canal de Panamá estima una caída del 5 por ciento en el tonelaje de la carga que transitará por la vía durante este año y la Zona Libre de Colón observa una reducción del 4.3 por ciento en su movimiento comercial.
En la construcción no se observan nuevos proyectos; la actividad se limita a completar las obras que ya se venían edificando y es probable que muchas de las propuestas de rascacielos que eran promovidos hace algunos meses, queden archivados, debido a problemas con el financiamiento.
Lo cierto es que mucho de esos proyectos iban dirigidos a extranjeros con gran poder adquisitivo y ante la crisis que golpea a las grandes potencias, el mercado se ha quedado sin comprador. Frente a ello, los constructores tendrán que mirar al patio trasero e involucrarse en soluciones habitacionales para la clase profesional y popular del país.
Respecto a la Zona Libre, el problema no es sólo de una caída en las importaciones y reexportaciones, sino en el cobro de mercancía vendida a crédito a países como Cuba, donde hay cuentas que cada día son más difícil de recuperar.
En cuanto al Canal de Panamá, es probable que la situación económica que enfrenta el mundo no afecte la construcción del tercer juego de esclusas, que cuenta ya con gran parte de su financiamiento, pero sin duda que habrá que hacer algunos ajustes ante el descenso en los ingresos anuales de esa entidad.
Así las cosas, corresponde al nuevo gobierno ir preparando acciones más efectivas para mitigar los efectos de la crisis en Panamá y buscar mecanismos para promover la inversión local y extranjera.