Estaba algo triste esa noche del viernes seis de junio pasado.Asistíamos a la misa por los veinticinco años de fallecido de mi padre.Sentado en las duras bancas de la Iglesia de Carrasquilla, comencé a mirar a las pocas personas que estaban allí.
Lo primero que me llamó la atención fue una dama bastante joven. Sin ningún remordimiento... �se sacó los zapatos!
Al ver los pies descalzos, pensé que eso no era lo más adecuado para estar en ese recinto sagrado.
Miré sus zapatos que eran de plástico. Imaginé que apretarían los pies de la dama y por eso se los quitó.
Confieso que no me gustó el gesto, aunque lo pude comprender.
Minutos después otra situación curiosa para una misa llamó mi atención.
Una dama muy bien vestida llevó... �una perrita a la misa!
Eso ya era el colmo. No sé si es permitido llevar animales a una misa...
Lo cierto es que la perrita se comportó muy bien. Parecía un ser humano, que entendiera que debía estar en silencio en la Iglesia.
Casi no se movía el animal, mientras su ama se arrodillaba, murmuraba y hasta se secaba los ojos húmedos por las lágrimas.
En otro sitio había algo distinto. Una jovencita no estaba muy contenta de asistir a la misa.
Se le notaba inquieta, no ayudaba a levantarse a su abuela y por eso sus padres la regañaron.
Molesta se sentó y se desconectó de la misa.
De la misa salí con un sabor amargo en la boca. No quería regresar a la casa a seguir la rutina de ver violencia en TV.
Decidimos ir a la Universidad de Panamá a un espectáculo folclórico de Argentina.
No estaba lleno el Paraninfo, pero los artistas hacían esfuerzos para lucirse.
Recordamos que hace año y medio visitamos Buenos Aires, donde pasamos un buen momento. Hasta dejamos nuevas amistades...
Llamó la atención el respaldo que la embajada argentina dio a la presentación. El mismo embajador hizo acto de presencia y apoyó a los folcloristas.
Nos informaron que una argentina da clases de folclor en San Miguelito todas las semanas.
Presenciar este acto fue una especie de bálsamo para mi alma, sensible por los recuerdos de mi padre difunto.
Realmente fue una noche curiosa, con variados hechos y circunstancias. Algo sencillo en la vida de una pareja, como hay muchas en Panamá...
