Unos 300 jóvenes de 56 países del mundo iniciaron la Ruta Quetzal con una lección sobre la biodiversidad en el trópico.
El proyecto del Museo de la Biodiversidad de Panamá, diseñado por el arquitecto Frank Gehry, reseña la historia de la vida misma y su interdependencia con el agua.
Según Pedro Miguel Gascón, que habló a los "expedicionarios" de "La importancia de Panamá dentro de la biodiversidad mundial", Panamá es el museo.
El istmo, "puente y barrera al mismo tiempo", es protagonista en la historia de "dramáticas transformaciones", como la que origina su tardío surgimiento, como puente entre el norte y el sur del continente americano y su más reciente corte por la mitad, para la construcción del Canal de Panamá.
El agua, tema central de la Ruta, se presentó como "el combustible esencial que impulsa la biodiversidad en Panamá", su extraordinario clima, uno de los más húmedos, más cálidos y más consistentes del mundo, y el principal recurso de la vía interoceánica.
Los chicos, de entre 15 y 16 años, visitarán antes la ciudad antigua de Panamá, conocida como el Casco Viejo, la segunda fundación española de la capital, y la conocida como "Ciudad del Saber", una antigua base militar de Estados Unidos que recoge ahora las sedes de organismos internacionales de todo el mundo.