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Sin duda alguna los panameños estamos pasando por momentos sumamente difíciles, desde el 20 de diciembre de 1989, oír sobre asesinatos o ver muertos en las calles se ha hecho cosa de todos los días. Inclusive dos prácticas no comunes, como lo es recurrir al cotidiano ahorcamiento y al asesinato de ancianos son noticias de medios escritos. Vale entonces preguntarnos, �qué nos sucede a los panameños?, �tendrá algo que ver con la desintegración familiar, la difícil situación económica por la que estamos atravesando?.
Soy de la opinión que detrás del exceso de violencia que estamos viviendo en los últimos años, hay algo más. Ese algo más está en la televisión y las cosas que allí vemos, que se convierten en lo real y fácil de hacer para nosotros, hasta en los juegos de vídeo, nuestros hijos más chicos nos dicen en ocasiones: Papá le saqué sangre al luchador o al boxeador contrario, todo ello de la forma más natural, como si cuando hablamos de la vida y la muerte de un ser humano, se tratara del equivalente a aplastar una cucaracha con el pie y seguidamente echarla a un lado con los zapatos.
De esto es importante hablar porque la cultura de violencia no sólo se ve en el que asesina a sangre fría, como cualquier delincuente común, se ve a diario en la forma de conducir nuestras vidas, un ejemplo: lo es la forma como los panameños manejamos nuestros automóviles, vemos personas esperando en la línea de seguridad y ningún conductor se detiene, vemos el auto que está al lado de nosotros con sus luces direccionales que indican que quiere entrar al paño en el que vamos y lo que hacemos es acelerar para que no se meta, inclusive hay casos en que una persona que va conduciendo pone su direccional para ingresar a un paño, no le hicieron caso, el conductor entra a la fuerza al paño de su interés, el carro que venía atrás se sale del paño y luego intercepta al que supuestamente lo perjudicó y se le coloca por delante, para luego frenar de repente. Todos estos ejemplos: de una cultura de violencia, son hechos de gente que no puede ser calificada de delincuentes, pero demuestra que los panameños estamos guardando mucho odio y rencor que nos lleva a un mundo de violencia incontrolable.
El caso más reciente le ha ocurrido a mi amigo Rubén, conocido mejor como Chú, una disputa por las ramas de un árbol que está entre dos viviendas en una comunidad de clase media, lo tiene entre la vida y la muerte, ya que una persona apasionada, por el odio disparó su arma de fuego, vaciando cuatro cartuchos de bala en su cuerpo en presencia del hijo de la víctima, todo ello con los resultados ya conocidos por todos. |
