Sábado 4 de julio de 1998

 








 

 

Castro reconoce que apoyo durante 30 años la guerrilla en América Latina

La Habana
AFP

D
espués de negar durante décadas la acusación de exportador de revoluciones, el presidente de Cuba, Fidel Castro, reivindicó el jueves su papel de promotor de subversión durante la década de los sesenta en toda América Latina -menos en México-, incluso con la oposición de la antigua Unión Soviética.

Sin embargo, el "líder máximo" acompañó esta confesión con un adiós a las armas como medio de expandir la revolución socialista.

"En el único lugar donde no intentamos promover la revolución" fue en México, "en el resto, sin excepción, lo intentamos", dijo Castro a los presentes en Economía 98, una seminario convocado por la Asociación de Economistas de América Latina y el Caribe, que concluye este viernes su tercera y última jornada.

El líder cubano justificó el caso de México debido a que fue el único país de la región que no se sumó a la estrategia de Estados Unidos de aislar económica y políticamente a Cuba.

Castro reseñó "todo el esfuerzo" que hizo su país. "Pero, quiero que sepan ustedes, con la oposición de los soviéticos. Acusaban a la URSS de estar promoviendo la subversión en América Latina y lo que se podía decir es que en la URSS estaban totalmente opuestos a esa actividad", aseguró.

Recordó también las campañas militares cubanas en Africa durante las décadas de los setenta y los ochenta. "Fueron asunto nuestro, totalmente", dijo.

Durante esas décadas, Cuba envío decenas de miles de soldados a Angola y Etiopía, fundamentalmente, incluso llegó a tener 35.000 efectivos en Angola, recordó Castro. "Los soviéticos se enteraron cuando estaban allá los soldados, y bien preocupados que estaban", añadió.

El presidente cubano dijo que en la América Latina de los sesenta existían "las condiciones objetivas, muchas veces superiores a las de Cuba, para hacer una revolución".

Pero, a su juicio, fallaron las "condiciones subjetivas", básicamente por una "división trágica entre China y la URSS, que sencillamente dividió las fuerzas de izquierda".

Rechazó a los críticos de Ernesto "Che" Guevara, que "no saben lo que están diciendo", pues "el Che tuvo posibilidades de éxito, incluso hasta unos cuantos días antes de su muerte".

En cuanto al papel de los partidos comunistas de América Latina en aquella época, Castro dijo que "algunos llegaron a cooperar, otros se opusieron siempre; el otro grupo era teórico, muy radical, pero muy teórico".

"Nosotros hicimos un esfuerzo que hubiera podido tener éxito, si no fallan los factores subjetivos, y el destino del mundo en este momento sería diferente", dijo. Castro concluyó que América Latina no se "revolucionó" y el capitalismo se impuso como sistema al socialismo.

Sin embargo, el presidente cubano desalentó en la actualidad cualquier intento de buscar un modelo alternativo de desarollo, en medio de un mundo dominado por la globalización neoliberal.

"Un cambio en el mundo en estas condiciones sólo se puede concebir como un cambio global", afirmó, y argumentó que "ningún país puede desarrollar una alternativa a la globalización", pues "en este mundo, en este momento, no hay modelo alternativo".

No obstante, Castro dijo que espera cambios trascendentales, que no serán por medio de las armas, sino provocados por las crisis económica, y apuntó que para el futuro no concibe "otro modelo que una globalización socialista".

 

 

 


 

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