Asistir al sepelio de personas conocidas, especialmente de aquellas que ya sobrepasan la tercera edad, permite reencontrarnos con quienes habíamos perdido contacto por mucho tiempo.
La alegría del momento, sólo opacada por la circunstancia, revive gratos momentos de antaño y aún cuando el reencuentro no termina como era tradicional en otros tiempos (tomarse unos tragos para darle paso a los recuerdos) hay tiempo para comentar las vicisitudes que pasamos cuando ya la naturaleza limita nuestros movimientos.
Todo comienza con la expresión piadosa de alguno de los presentes: "bueno, el pobre, o la pobre ya descansó". Lo que da pie, a los que quedamos en este valle de lágrimas, iniciar nuestras lamentaciones.
En mi más reciente conversatorio en uno de estos actos, salió a relucir el tema del transporte colectivo.
Decía uno de los presentes: "he tenido varias discusiones, tanto con los choferes, como con los pavos, porque mi artritis no me deja mover con la celeridad que yo quisiera, pero uno de estos dos me grita: "tío, o abuelo, muévase que no deja pasar a los demás" y el chofer arranca sin que haya podido conseguir asiento". "Nada más pido a Dios que los deje llegar a mi edad, para que sientan el mismo dolor al ser maltratados."
Las quejas sobre el mismo tema fueron en aumento. Surgió entonces una de las experiencias por la que nosotros hemos pasado. El ser colisionado por otro auto.
Muy recientemente me chocaron, me desbarataron la parte frontal de mi modesto auto, aparte de otros golpe que recibí.
Afortunadamente, ahora están haciendo las audiencias con un tiempo relativamente corto. Llegan los involucrados ante el juez. Cada uno hace sus cargos y descargos. El juez lee el parte policivo e inmediatamente da su sentencia.
El juez no ha preguntado si tienen el seguro obligatorio y se limita a indicar que pasen donde la secretaria, la cual sólo te indica donde debes firmar, dándote por notificado del fallo.
Por lo general el condenado lo acepta . En otros casos te dice que va a apelar. Otros meses para la espera del fallo definitivo.
Pero si acepta el fallo, te dice que no puede pagar los daños de tu carro; que no tiene seguro; que tiene otras deudas y en fin, que tienes que esperar a que su "buena voluntad" le indique cuándo reparar tu auto.
Es decir, por mucho cuidado que usted tenga al manejar, que aun cuando siempre tenga presente aquello de que "maneje a la defensiva", se encontrará siempre con alguien que lo haga a la ofensiva y no hay manera de que usted, que respeta las leyes de tránsito, que evita verse envuelto en esos problemas, se los encuentre.
Todas esas experiencias se conocen en momentos tan penosos como la despedida, de este mundo, de un amigo o amiga, por lo que quizás por ello alguien exclamó: "el pobre, o la pobre, ya descansó".
Los que continuamos por un tiempo más, seguiremos sufriendo los malos tratos, de jóvenes y mayores que desprecian a los viejos; seguiremos sufriendo incomprensiones, preocupaciones y frustraciones. Pero no dejaremos de pensar como mi amigo, el profesor y cooperativista Alvaro Berguido, quien ha dicho: "estoy cansado de vivir�pero no quiero morir".
