Martes 14 de julio de 1998

 








 

 

EDITORIAL
Revolución francesa y derechos humanos en Panamá

H
oy, 14 de julio se cumple un aniversario más de la gesta revolucionaria francesa que en 1789 defenestró el régimen absolutista reinante, para instaurar renovada búsqueda social al alero de las divisas, Libertad, Fraternidad e Igualdad, que elevarían la condición humana a sitiales de decoro, de dignificación, eliminando favoritismos, cancelando abusos y atropellos, enmarcando la vida colectiva en sólidos parametros de simetría igualitaria.

Doscientos nueve años nos separan de aquel evento que cambió el decurso histórico y entregó al mundo las ideas liberales que superarían las esclavitudes, cancelarían las servidumbres de la gleba, y harían del ciudadano un ser libre, capaz de escoger sus derroteros y construir en su albedrío la felicidad de la vida material.

Sin embargo, aquellos predicados de nobleza social, en Panamá resultan negados, arrinconados; cuando a voces se proclama las desigualdades que favorecen la cúspide de escogidos en desmedro de las multitudes; quienes tienen los resortes poderosos de los haberes, reciben canongías y aumentan sus patrimonios a niveles de escándalo y asombro, mientras miríades de abandonados de la fortuna recorren las vías recogiendo desperdicios, sometidos a las carencias profundas de la depauperación y el aplastamiento social.

De igual manera, en Panamá, la libertad de las personas resulta cercenada al arbitrario quehacer de funcionarios que en abuso de poder y atropello encarcelan a quien reclama contra sus conductas violatorias, y los penados soportan lapsos de cárcel mayores a sus condenas por la torpe abulia burocratica, o quienes son privados de ella, para luego resultar sobreseidos, y no poder recibir la devolución de los dineros que les fueron decomisados, en el infame y censurable mecanismo de rehuir responsabilidades de los investigadores públicos.

La fraternidad que debe elevar la condición hermana del género humano, debe extender la mano y ayudar al caído, dá la espalda y desprecia a quienes carecen de aleros protectores de poderosos y distinguidos, y así no escatima premuras para deportar al que percibe como peligro por apoyar las reclamaciones populares colonenses, sin detenerse a considerar el daño que hace a hijos y esposa.

El 14 de julio, el sonoro cántico de La Marsellesa en el cumplimiento de las diplomáticas ofrendas ante el monumento del gallo francés de Las Bóvedas, nos debería servir para reflexionar con sereno ánimo, en torno a las realidades depauperadas que soporta en este país de transitismo, donde el mercantilismo desbordado al amparo de la concepción deshumanizada y salvaje propugna la acumulación desenfrenada y el ascenso piramidal de la sociedad plutocratica en divorcio de valores de tolerancia, respeto, dignidad, fraternidad, donde el hombre abandona al hermano, olvida al amigo, niega la fe, renuncia a la patria, y rinde gustoso tributo al vellocino aúreo y engañoso.

La Revolución Francesa es hito de la Humanidad; su recordación es labor de altísima docencia y patriótica responsabilidad; en Panamá, sus predicados nobles permanecen en olvido, cercenados, en aplastamiento; motivo que impulsa la responsabilidad colectiva de luchar por ellos, y hacerlos carnadura de nuestro cuerpo social.

 

 


 

AYER GRAFICO
La actriz mexicana Katy Jurado participa en el Tercer Festival Internacional de Cine.


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, no cumplo con los decretos alcaldicios.


OPINIONES



 

 

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