La petición de Fiscales norteamericanos para que la justicia de Estados Unidos extradite al exgeneral Manuel Antonio Noriega a Francia, sin duda que encierra una iniciativa de carácter político.
Los gobiernos de Panamá habían solicitado desde 1991 la extradición del exjefe de las Fuerzas de Defensa, para que cumplan condenas por 61 años de prisión. En Francia, país que condecoró a Noriega con la medalla de la Legión Extranjera, Noriega fue condenado a 10 años de cárcel por lavado de dinero. Con su extradición a la nación europea se le promete un nuevo juicio al prisionero de guerra de los Estados Unidos.
Existe una realidad, los cargos que se le formulan a Noriega en Francia son casi los mismos por los que fue condenado en Miami. Un buen abogado puede alegar el principio que nadie puede ser juzgado dos veces por las mismas causas y entonces el exdictador saldría libre.
Todo pareciera indicar que sectores en Panamá y en Estados Unidos están ganando tiempo. Nadie quiere tener a una papa caliente como Noriega entre sus manos en las cercanías de un proceso electoral.
Habrá que esperar hasta después de las elecciones en Estados Unidos y las de Panamá, para saber la suerte que correrá el exgeneral. Lo que se vislumbra es que Manuel Antonio Noriega Morena, no estará en Panamá hasta después de mayo del 2009.
Quizás en septiembre cuando salga de prisión su situación quede en un limbo jurídico, debido a su condición de prisionero de guerra o tal vez se le traslade a París, donde permanecerá por algunos meses.
Hay quienes apuestan que una vez sea superado su situación jurídica en Francia, Noriega volverá a Panamá y permanecerá algunas semanas en prisión, pero luego sucederá algo similar a lo ocurrido con el exgerente del Banco Nacional, Rafael Arosemena: se le otorgará una medida cautelar.