Para muchas personas, los problemas de artritis son cosa de ancianos, pero se equivocan. Los niños entre uno y tres años son propensos a presentar una complicación en la articulaciones conocida como artritis crónica juvenil o artritis idiopática juvenil.
"Esta enfermedad suele ser llamada artritis reumatoide juvenil, pero a diferencia de este padecimiento en adultos, solo el 10% de los niños tienen factores reumatoide positivo", afirma la doctora Dorothee Stichweh.
A ciencia cierta no se sabe las causas de esta enfermedad, por lo que está clasificada como un padecimiento autoinmune, se presenta en mayor cuantía en niñas, que en niños, y por ser juvenil el paciente debe tener 16 años o menos para diagnosticar.
También existe la artritis sistémica, que es más difícil de diagnosticar porque se presenta con fiebres todos los días, con uno o dos picos diarios, y dura semanas o meses para que aparezcan las hinchazones.
SINTOMAS
El problema es notorio cuando los niños comienzan a caminar, por lo general, los padres creen que se trata de golpes y llevan al pequeño al ortopeda y lo enyesan. Al pasar el tiempo del tratamiento, la hinchazón no disminuye y el área se pone rígida.
Otros síntomas son inflamaciones, en las mismas articulaciones por más de seis semanas, dolor de leve a moderado, muy raro que se ponga rojo; los niños presentan rigidez matutina, parecen viejitos al levantarse, pero después de algunas horas quedan como si nada a pesar de la hinchazón, y se presenta en el mismo lugar.
El tratamiento dependerá del tipo de artritis que se padezca. Para combatirlo, lo primero que se utiliza son los antiinflamatorio. Si no se mejora en mes y medio, se diagnostica como artritis crónica. En esta etapa se utilizan los esteroides. Si es en una sola articulación se inyecta directamente, por algunos meses. Luego se dejan los antiinflamatorios y se agrega otro medicamento conocido como metotrexatosino.
En caso de que el paciente no presente mejoría alguna, se utilizan los medicamentos biológicos conocidos como anticuerpos monoclonales.
Dependiendo del tipo de artritis, pueden verse afectados otros órganos como el hígado, los bazos y el corazón. Pero los ojos son los que corren mayor riesgo porque puede desarrollar una inflamación conocida como la uveitis, por lo que Stichweh recomienda visitar al oftalmólogo dos veces al año, y cuando no tiene artritis, una vez al año.
Si esta enfermedad no se trata a tiempo, el mal puede ser irreversible. Puede quedar cojo, con una pierna más larga que la otra, con limitaciones funcionales en las articulaciones afectadas.