Por más exorcismo que se le ha practicado a los "diablos rojos", los buses que trasladas a miles y miles de panameños todos los días, nadie ha podido sacarles el demonio de encima.
Panamá es un país de contrastes y de incapacidades. Por un lado se firman decretos reglamentando el transporte público de pasajeros, pero nadie hace cumplir la ley. Solo hay que sentarse en esas paradas modernas a esperar y verán de todo. Notarán que hay un pavo guindado en la puerta gritando la ruta del bus, notarán que algunos "diablos rojos" dejan a sus pasajeros en la calle, escucharán también música, como si fuera una discoteca y, lo peor, verán un cordón amarillo de la Policía rodeando un cadáver. Otro ciudadano víctima de las sinverguenzuras de los dueños y de los que manejan estas máquinas de muerte.
�Alguien se acuerda de la palabra modernización? �En qué quedó ese sueño de tomar un bus donde no haya gente parada? �Dónde quedaron los buses de lujo de Panamá Oeste? Si alguien tiene la respuesta, pronúnciese rápido porque el pueblo panameños está cansado de dañarse la camisa con la lata oxidada de estos autobuses.
Las autoridades deben partir por delante y explicar a la ciudadanía para ponerlos al tanto de la afamada "modernización del transporte público". El señor de San Ana quiere escuchar cómo, cuándo y dónde podrá tomar su bus dentro de seis meses a lo sumo, pues como van las cosas cada día creemos que caemos más en ese abismo oscuro que se llama subdesarrollo, donde están las mentes enanas de los que han gobernado este y otros países que comparten iguales o peores momentos de los viven a diario más de 250 mil panameños que acuden a sus trabajos de lunes a domingo a bordo de "cacharpas" rodantes.