"Los militares son malos", sentenció el viejo con voz de amargura, resumiendo minutos de conversación sobre aspectos negativos de la dictadura.
Estábamos en Chiriquí y allá escuchamos testimonios de personas que sufrieron los desmanes de los militares panameños dictatoriales.
Todavía las heridas están abiertas, a pesar que han pasado más de dieciocho años de que los soldados norteamericanos derribaron a sangre y fuego a los militarotes.
En las mentes de quienes sufrieron está "prohibido olvidar" lo que pasó en esa época tenebrosa. Ahora este gobierno PRD, quiere que vuelva disfrazada de la necesidad de mantener la "seguridad" en el país.
En Volcán, por ejemplo, en agosto un empresario con voz pausada señaló que estuvo detenido varios meses. Su familia sufrió "persecuciones durante todos los años de la dictadura".
Por eso lucha contra las acciones del gobierno, que pueden abrir una puerta mañana o pasado a los uniformados abusivos.
Entonces se comprenden las actividades que los antiguos civilistas han emprendido en contra de decretos sospechosos.
Desde un punto de vista sociológico, el militarismo puede volver a Panamá, por más que se haya eliminado el ejército en nuestras leyes.
Las circunstancias a veces cambian con los años. Por eso en cuestiones políticas no hay nada escrito en piedra.
Se debe entender que algunos panameños disfrutaron con la dictadura. Más de uno se llenó de dinero y propiedades. Claro que esos bellacos sueñan con que vuelvan esos tiempos, para seguir con esos privilegios.
Por eso no es exagerado el temor de los civilistas que se esté armando un rompecabezas "democrático", para que vuelvan los militares al poder en Panamá.
Algunos piensan que esa preocupación es sólo de gente mayor. Muchos jóvenes no conocieron los abusos de la dictadura, porque estaban pequeños.
A veces las víctimas no quieren hablar de sus sufrimientos para no recordar momentos amargos. Aunque se comprenda, hay que insistir que "está prohibido olvidar" los horrores de la dictadura.
No vaya a ser que pronto vuelvan los abusos, ahora arropados por la supuesta legalidad que le da el gobierno PRD, que nació de las entrañas de la dictadura.
Dejemos por un momento de ser un "pueblo alegre y confiado". Panamá no se merece sufrir otra vez una dictadura. Cada uno debe luchar por la democracia a su manera. �Lo que importa es luchar!
