Sin duda alguna que la confrontación o contienda política que mantienen Juan Carlos Navarro y Balbina Herrera por un lado y Juan Carlos Varela y Ricardo Martinerlli por el otro, ha generado en los colectivos que representan más "espinas y heridas" que reconocimientos y medallas.
En mi humilde opinión la actitud asumida por Herrera, de no apoyar la candidatura del alcalde en "receso", a la presidencia de la República, para enarbolar su propia candidatura, si bien no estuvo circunscrita a las estrictas normas del protocolo político, no debe considerarse un "pecado", ausente de toda posibilidad de perdón.
A diario se escucha de políticos que renuncian a un pensamiento o partido político, practica que se ha hecho tan repetitiva que nadie critica, porque ya la consideran normal.
Lo anterior se debe a que la política evoluciona, no es estática, porque se trata de números, de inscritos, de propuestas de trabajo, de vender ideas y sueño aunque nunca se convierten en realidad, porque al final en política el resultado es el mismo, muchas promesas y pocas verdades.
Sin embargo, es entendible la actitud de Navarro, abriga la idea de ser presidente desde hace mucho tiempo y siente que sus aspiraciones se pueden quedar en la gatera, en los dominios de su propio partido, en su mejor momento político, luego de dejar una estela de éxitos en la Comunal Capital.
Empero, la acción de Navarro de atacar frontalmente a la ex titular de Vivienda, "revolviendo el avispero" de supuestos pactos y falta de lealtad, no sólo afecta a Herrera, si no a los más de 600 mil inscritos en el PRD. Dios quiera que una vez culmine el proceso, "la Chola" y el "Bin Bin" puedan estrecharse la mano y convertirse en una sola fuerza política.
Pero si por el PRD llueve por la oposición no escampa. Las acciones asumidas por Ricardo Martinelli en contra de Varela, hacen más difícil la eventual unidad de la oposición política panameña y por consiguiente su posibilidad de gobernar.
Al final las aspiraciones de Martinelli, se hundirán en las arenas movedizas de su terquedad. Varela por su parte, enfrentará el proceso electoral del 2009, con hidalguía y con la esperanza de que en pleno "Siglo 21", suceda un milagro de las mismas dimensiones de la "apertura del mar rojo", que le permita llegar al "Palacio de las Garzas", aunque sea en cayuco.
