Jaime Penedo estaba consumido por el dolor de la derrota 3-1 la noche del sábado ante Costa Rica. El llanto inundó e4l corazón de un hombre que lo ha dado todo por un país.
Las palabras sobraban. Sólo las voces de aliento eran el mejor eco para el futbolista que trataba de descifrar el porque se perdió.
Penedo no tuvo culpa en ninguno de los goles, pero la frustración de la derrota era más grande que el pensar en quién fue el culpable.
"Quiero sentarme y meditar un rato. Etoy muy triste. No quiero pensar en más nada. Estoy muy muy adolorido", señaló Jaime.
La voz se le entrecortó varias veces. El dolor era más grande. Ni siquiera el hecho de haber llegado a un acuerdo para jugar en España representaba una motivación para el chico. Es que por delante estaba el país.