Milcíades A. Ortiz Jr.
Era una manifestación política que había atraído a mucha gente. Por eso movido por mi "curiosidad periodística" decidí hacer encuesta, sobre el �por qué? estaban allí algunas personas.
Un jovencito me confesó que había sido "aguilucho". Ahora extrañaba sus tiempos de tira-piedras. Por eso estaba en ese lugar, ya que si se formaba la corredera se daría gusto lanzando piedras.
Otro joven tenía una razón menos belicosa. Algo apenado confesó que fue a la manifestación para ver si encontraba alguna muchacha que "levantar". "Los pastelitos se encuentran en cualquier lugar", aseguró.
Vi a un señor que se la pasaba mirando mucho a los manifestantes. Me indicó que le habían dicho que en Panamá estaban Jennifer López y Marc Anthony, y los buscaba en ese alboroto.
Me sorprendí de ver a una señora repartiendo panfletos. Pensé que era una activista de la marcha, pero me equivoqué. He venido a salvar almas, pues seguramente aquí hay más de uno que lo necesita", confesó ofreciéndome un folleto religioso.
Continué con mi encuesta periodística y noté que un manifestante se ocultaba en un árbol. Algo molesto indicó que por asistir al acto político le habían dado varias latas de licor. "Eso no lo puedo dejar pasar", afirmó reído.
Fue agradable encontrarme con los personajes "más pobres de los pobres". La gorda Panga, agitando un cartucho, dijo que "mis buenos reales he conseguido con este acto político. Mis hojaldres se vendieron en segundos".
Mientras que los ex pescadores de Puerto Caimito, el gordo "Tamboril" y el flaco "Cojinoa" se ganaban unos billetes llevando pancartas con lemas políticos. "Algo es algo, sobre todo ahora que la comida está cara", dijeron.
Pude ver a un sujeto tratando de robarle la cartera a una dama. Un abogado recién graduado esperaba algunas detenciones para circular su tarjeta ofreciendo sus servicios legales.
Y aunque no lo crean, uno por lo menos era de los recién nombrados "sapos" de los Decretos Militaristas. Con entusiasmo anotaba nombres y tomaba fotos de los dirigentes de la protesta.
No podía faltar el clásico"Piedrero". Con su cerebro "tostado" por la droga, vistiendo andrajos, en medio de la marcha gritó a todo pulmón "Viva el Dr. Arnulfo Arias".
Allí encontré también al famoso Cholito Mesero del viejo café de Santa Ana. Me extrañó, porque no sabía que tenía interés político.
Al preguntarle �por qué? estaba medio molesto contestó: "Mire periodista, este día libre, mi mujer quería que limpiara la casa, lavara la ropa, cocinara y sobre todo, que planchara. �Qué va, mejor me vine a ver la manifestación!