Los quejidos de Andrea Quintana, una mujer de 94 años, no logran escucharse en la oficina del nuevo director de la Caja de Seguro Social, René Luciani, pero sí en el cuarto piso del Complejo Hospitalario, donde están internados los pacientes que esperan un marcapasos.
De nada han servido las notas enviadas a la dirección general porque parecen que nos les importamos. Esto es lo que dicen los familiares de estas personas. �Mi madre está internada desde el 20 de agosto y nadie me ha dado respuesta de nada. Quiero un marcapasos para ella�, dijo Flor Gloriela Palacios Quintana, hija de la Sra. Andrea.
NO HAY MARCAPASOS
La crisis advertida por el gobierno central está a punto de cobrar sus primeras víctimas si no se compran estos aparatos lo más pronto posible.
Aunque las autoridades no desearon ofrecer declaración a Crítica, se conoció que no se han comprado estas unidades por la contención del gasto y por lo costoso que son.
El precio de un marcapasos puede oscilar entre 2 mil y 3 mil balboas en el mercado, un costo que están dispuestos a pagar los familiares y amigos de la Sra. Clara Pittí, la primera paciente a quien se le implantó un marcapasos en Panamá en 1973.
A Clara no le pasa por la cabeza que la Caja de Seguro Social no acepte que una persona compre el aparato. �Será que nos quieren muertos?, es la pregunta que se hacen las pacientes que han tenido que acostumbrarse en estos días a las paredes y sábanas del Complejo Hospitalario, donde es evidente la falta de equipos. El uso de ganchos de ropa para guindar los equipos y la falta de acetaminofén lo confirman.
Los gritos de Andrea, tal vez no sean por dolor en el corazón, pero sí es un síntoma que refleja la realidad que viven los pacientes allí, donde cada uno desconoce sus suerte.
A�ORAN SU HOGAR
Clara añora con volver a casa para dedicarse a su vida normal. Las fotos de sus nietos la transportan momentáneamente allá, pero al escuchar los gritos de angustia despierta para darse cuenta que es una de las tantas pacientes que espera turno tal como lo hizo en 1973 cuando se descubrió algunos desajustes con su máquina que la mantiene viva: el corazón.
Ha sido intervenida en siete ocasiones, unas veces por reemplazo de la batería y en otras para mover el aparato de lugar.
INICIOS
En 1960, Parsonnet en Estados Unidos y Largergen en Suecia, desarrollaron, cada uno por su cuenta, la técnica de implantación transvenosa que utilizamos hasta hoy. Dos años más tarde, Lemberg introdujo el primer marcapaso capaz de activarse solamente cuando la actividad cardiaca falla o cae por debajo de parámetros.
DATO: �QUE ES UN MARCAPASO?
Es un pequeño dispositivo que estimula el corazón mediante impulsos eléctricos imprimiéndole un ritmo regular. Los avances tecnológicos han permitido reducir el tamaño de estos aparatos, disminuir el riesgo de interferencias y aumentar sus funciones, de manera que pueden programarse para satisfacer las necesidades del corazón de cada paciente. Mientras algunos marcapasos se activan cuando la frecuencia cardiaca cae por debajo de cierto nivel, otros se encargan de mantener siempre un mismo ritmo o de adecuar la frecuencia de los estímulos en función del esfuerzo físico que se realice.