Lo sucedido en Ecuador revela la fragilidad de la democracia. Una sublevación de policías casi genera en un golpe de Estado. Sin importar la tendencia de los mandatarios elegidos por el voto popular, hay que defender a los gobiernos legítimamente constituidos.
Sin duda que fue irresponsable el accionar de la Policía Nacional ecuatoriana que se insubordinó debido a un reclamo salarial y puso en jaque a la democracia del hermano país suramericano.
Si bien es cierto que no hubo una expresión directa de Golpe de Estado, sin duda que se mancilló la autoridad presidencial. Al resto de los países no les queda más opción que salir en defensa de la democracia, porque ese tipo de acciones pueden darse en cualquiera de nuestras naciones.
Los incidentes reportaron cinco muertos y casi 200 heridos, pero pudo ser una tragedia mayor, sobre todo cuando se produjo el rescate del mandatario Correa por parte de las Fuerzas del Ejército que conllevó a un enfrentamiento con los policías sublevados.
El hecho sin duda ahora será explotado políticamente por el presidente Correa, que verá aumentada su popularidad inmediata, sin embargo, el hecho en sí pone de manifiesto que algo extraño está sucediendo a lo interno de democracia ecuatoriana, que debe ser atendido con prontitud.