Conocido filósofo francés de gran precocidad, a los diecisiete años escribió numerosos ensayos. En 1654 se retiró a la abadía de Port-Royal donde vivió una vida ascética (severa).
Pascal fue "jansenista", opositor de los jesuitas. Al morir, Jansenio había dejado su obra titulada "Augustinus" en la que recomendaba su interpretación de las doctrinas de San Agustín, en el sentido de que todo cristiano debía llevar una vida de austerísima penitencia, pero, además, necesitaba de una gracia especial para salvarse. Los jesuitas combatieron sus teorías y finalmente el Papa lo condenó. Pascal, escribió su célebre obra Pensamientos influida por sus ideas y escribió en su defensa la obra Carta Provinciales.
El hombre, nos dice, "no es más que una caña, la más débil de la naturaleza pero es una caña que piensa. No precisa que el Universo entero se arme para aplastarla. Un vapor, una gota de agua basta para producir su muerte. Más cuando el Universo lo aplaste, el hombre sería todavía más noble que aquellos que le matan porque él sabe que muere; y el Universo nada sabe de la ventaja que posee".
Toda muestra de dignidad consiste pues, en el pensamiento. Propongámonos pensar bien: he aquí el principio de la moral.
Cornelius Jansen (Jansenio) no ha hecho más que conversar a los hombres e instarles a que se amasen unos a otros y que no sean esclavos, ciegos, enfermos, desgraciados y pecadores; que es preciso que los libertasen, iluminasen, beatificasen y crucificasen, y que esto se conseguiría odiando nuestro yo y sugiriéndole seguir el ejemplo de la muerte en cruz.
La preocupación educativa que domina a estos escritores les estimula al desarrollo de temas morales.