Los responsables de la última prueba del calendario de Fórmula Uno inspeccionaron ayer el autódromo paulista de Interlagos y concluyeron que "está listo" para la carrera que definirá el título, si no queda sentenciado hoy en China.
El Gran Premio de Brasil se disputará el próximo 21 de octubre y será el último de la temporada, que será poco más que un trámite si el británico Lewis Hamilton gana en China con la ventaja necesaria sobre el español Fernando Alonso, quien tiene en Interlagos una suerte de talismán, pues allí se proclamó campeón en 2005 y 2006.
A los dos pilotos de McLaren los separan doce puntos, por lo que Hamilton puede dejar sentenciado su primer título en la carrera hoy, en el circuito de Shangai.
Por el autódromo brasileño circularon ayer ocho automóviles de la fórmula Brasil 1600, más pequeños, pero similares a los de Fórmula Uno, mientras las autoridades comprobaban el estado de la pista, que ha sido pavimentada.
"Está todo listo y aprobado", dijo el director de la prueba, Carlos Montagner, quien consideró que "ahora sólo falta que lleguen los coches de Fórmula Uno".
Montagner explicó que los niveles de adherencia de la pista "son perfectos" y que el trazado "está en mejores condiciones que muchos de los europeos".
El pavimentado sirvió para corregir algunas ligeras ondulaciones en varias curvas, que en el pasado causaron problemas a los pilotos.