El Alcorcón, un modesto de Segunda división B, condujo al proyecto faraónico de Florentino Pérez al primer descalabro de la temporada (1-0), cerrando dignamente en el Bernabéu la exhibición de la ida y ampliando la mala imagen madridista en una Copa del Rey que no gana desde 1993.
Ni el gol de Van der Vaart, con un derechazo ajustado desde la frontal, movió de su asiento al chileno. Tras los gritos de dimisión no volvió a asomar por su área técnica.
Se marchó el Alcorcón con la mayor alegría de su vida del Bernabéu. Celebrando el pase como la consecución de un título. Lanzando su nombre al mundo en una reivindicación del fútbol modesto madrileño. El triplete vuelve a ser un sueño inalcanzable.