Este campeonato fue positivo para el motociclismo nacional, pues en cada válida se incrementaba el número de fanáticos.
No importaba en qué parte del país se daba la prueba, siempre habían fanáticos respaldando cada evento.
Bajo lluvia o sol, el ánimo de los asistentes era siempre el mismo, pues para ellos era algo excitante ver la adrenalina y el ímpetu que ponían los pilotos en cada carrera.
Este evento deportivo se convirtió en una actividad familiar.