El agudo ruido que causaron los machetes de Miguel Buroc, Alfonso Becker y Juan Santos, que limpiaban el sitio donde encontraron la avioneta accidentada, provocó en Francesca Lewis, única sobreviviente, varios gemidos de auxilio.
Un "help me" profundo desde adentro de la destrozada aeronave frenó el movimiento de los rescatistas, antes de apegarse al aparato para ver a la adolescente norteamericana atrapada entre los asientos.
"Ella estaba atrapada con el sillón prácticamente en la nuca, estaba como boca abajo, con varios maletines encima. Algo verdaderamente impresionante", explicó Miguel Buroc, una de las primeras personas en llegar al área del siniestro.
Buroc, un rescatista voluntario de la comunidad de Boquete, movía su cabeza lentamente para ambos lados, casi no queriendo describir el estado de la aeronave y sus tripulantes. Entre los árboles, casi como partida en dos, estaba la avioneta, y quien logró vivir después del accidente, estaba en la parte trasera.
El rescatista hizo una breve pausa para decir que después de ver cómo había quedado el aparato, nunca pensaron que habría algún sobreviviente.
"Comencé a quitar los maletines y levanté con toda mi fuerza el sillón, junto al señor Becker y Juan, viendo que ella tenía lianas y ramas en las piernas, así que la sacamos hasta un par de metros para darle los primeros auxilios", narró.
Ya en ese momento vieron a la joven con un color azulado, sufriendo por la hipotermia y golpes que tenía, procediendo entonces a darle agua y dulce de panela para hidratarla.
Miguel bajó de su espalda una mochila preparada con bolsas negras, mantas, abrigo, agua y dulce para proteger a la menor, con quien se quedaron toda la noche de Navidad tratando de hablar un poco del "inglés machacado" que conoce para mantenerla consciente hasta que llegara el personal de apoyo.
"Le administré toda la noche el dulce para mantenerla hidratada, y poco a poco, agua" recordó.
Unas 3 horas antes, a través de sus binoculares, Miguel Buroc, vio lo que le parecía era parte de la cola del aparato entre árboles lejanos de donde estaban.
En otro punto se encontraba su hermano, Manuel Buroc, junto a la periodista boqueteña, Itzel Velásquez, que también los acompañaba.