S E C C I O N E S

EPASA EN LINEA

PANAMA AMERICA

DIAaDIA EN LINEA

REVISTA SIETE!


inicio

al cierre

nacional

política

opinión

el pueblo habla

provincias

nuestra tierra

sport

el mundo

viva

vida nueva

sucesos

 

CRITICA
 
FAMILIA
  OPINI�N


Cinturones en la ciudad

Hermano Pablo | Reverendo

Fue un cinturón de fuego de tumultos y de violencia que a fines de abril de 1992 rodeó una gran zona de la ciudad de Los �ngeles, California. En tres días se produjeron 3, 300 incendios, se saquearon y se destrozaron miles de comercios, se enfrentaron las pandillas con la Policía, y se vivió la furia del motín.

Tres semanas después de los disturbios se formó otro cinturón. Un cinturón humano. Un cinturón de hombres y mujeres, niños y adultos que, tomados de la mano, rodearon la zona devastada. Eran personas de ciento veinte grupos religiosos, que deseaban mostrar su esperanza de que la paz y la armonía podían restaurarse en la atribulada ciudad.

Estas inquietudes sociales son típicas de la época en que vivimos. Los motines de Los �ngeles fueron terribles. Diez mil comercios, grandes y chicos, quedaron destruidos. El desempleo subió a un 40%. Y los arrestos policiales ascendieron a más de 17 mil. Pero fue admirable la solidaridad que se produjo a raíz de los sucesos.

Hay muchos que compartimos interés y pasión por el bienestar social, por la paz en las familias, por la integridad en las relaciones humanas, y por la justicia en el corazón del hombre. Si los que tenemos esa preocupación manifestamos nuestra inquietud, quizá eso dé comienzo a deponer los odios raciales y religiosos, y las antipatías sociales y nacionalistas. Quizá podamos lograr que unos y otros, los de una parte y los de otra, alrededor de este mundo en convulsión, se unan en comprensión y en amistad.

Cuando eso suceda, comenzarán a cesar la violencia, la desigualdad social y las guerras. Quizá sea soñar demasiado, pero la horrible condición social del mundo demanda que comencemos con algo, aunque sea sólo un sueño.

Sin embargo, aun para el que piensa que un cinturón humano de paz universal sea un sueño irrealizable, hay algo que sí se puede realizar. Es la paz que, como individuo, puede tener en su propio corazón. Cuando Cristo es el Señor de nuestra vida, el milagro del �nuevo nacimiento� ocurre en nosotros. Ese nuevo nacimiento trae consigo nuevos ideales, nuevos propósitos, nuevos impulsos y un nuevo corazón. Cristo desea darnos esa paz. Aceptémoslo como Señor hoy mismo.




OTROS TITULARES

Brid, editor de la Gaceta

Sin embargo, no doy mantenimiento

El regalo prometido

Inocente mariposa

Chilibre celebra su aniversario

Cinturones en la ciudad

El fin de los 'diablos rojos'

 


 

  





linea
linea gris
 

   copyright © 1995-2009, CRITICA EN LINEA
todos los derechos reservados