#DANASCO
Todavía lo niegan. Se hacen los santitos, los tontos. Podemos ver los residuos de comida podrida pegada entre sus dientes, cuando abren la boca para exigir justicia en contra de sus enemigos políticos. Ese tupé que solo pueden darse quienes ostentan el control del poder en todas sus dimensiones es lo que tiene a la gente asqueada.
Mientras más lo niegan, mientras más caritas de “yo no fui” nos hacen, más repulsión sentimos por ellos y más rechazo tendrán de nosotros los panameños. Aún no entiendo cómo algunos medios oficialistas insisten en defender lo indefendible. Ahora resulta que todos los delatores son “kosher”, a excepción de Tacla, porque reveló en el diario EL PAIS, de España, que nuestro príncipe azul le dio un buen mordisco a la manzana envenenada, seducido por la malvada Brujildebretch. Era un secreto a voces, pero los secretos en el país de los peces y las mariposas no tardan en descubrirse. Como en los cuentos de hadas, la verdad siempre se sabe; nuestro príncipe encantado, Juan Carlos Varela, resultó ser el sapo más feo de toda esta fábula que él mismo inventó. #DANASCO.
Da tristeza ver cómo un medio de comunicación que era el referente de credibilidad, honestidad y democracia, por intereses políticos y odio de sus directivos, mutilaron su legado y el de sus periodistas. Reconozcan que, tras el pretexto de luchar contra la corrupción, apoyaron a un corrupto. El medio no tiene la culpa de que Juan Carlos Varela les haya salido corrupto, pero ahora son culpables de protegerlo y encubrirlo a sabiendas de que es el rey de los coimeros. Señores, vean las encuestas y salten de ese barco que se está hundiendo.
Nos siguen vendiendo quimeras, pero un pueblo sin plata, sin empleo y sin seguridad no tiene para comprar semejante historieta. Quienes conocemos al principito y a su “distinguido” séquito de enanos sabíamos que no existe hechizo suficientemente fuerte para encubrir tanta corrupción y que por más polvos mágicos que su ninfa, Lady Kenia, esparciera, al final el producto de ese espantoso movimiento intestinal iba a flotar. #DANASCO.
Una simple pregunta les hago a Varela y a sus acérrimos defensores: ¿Cómo luchar contra la corrupción cuando eres un corrupto? Creo en la justicia, pero este gobierno no tiene autoridad moral de limpiar absolutamente nada porque sus manos están embarradas de la porquería que pretenden limpiar. Varela pensó que, por estar en el poder, nadie se enteraría de los acuerdos de corrupción y encubrimiento que hizo con Odebretch. Papito, no hay hechicero en el universo capaz de lograr semejante hazaña. La varita mágica de Kenia es demasiado corta para la clase de corrupción que pretendían esconder. ¡Ah!, y se les olvidó lo más importante: que en Panamá y en el mundo hay otros medios de comunicación que SÍ van a publicar la verdad, caiga quien caiga.
No existe secreto compartido, por eso tarde o temprano, la cochina verdad de Juan Carlos Varela iba a saberse. Fue de a poquitos, con glosas, insinuaciones, comentarios de corrillo hasta que explotó la bomba. Ahora me pregunto, ¿cómo deben sentirse los fiscales y jueces que han sido obligados a abusar de sus poderes judiciales para complacer a un coimero? ¿Cómo deben sentirse los magistrados de la Corte Suprema de Justicia que, mientras tratan de extraditar a Martinelli, ellos y el resto de los panameños nunca habíamos sentido tanto miedo de estar pinchados como ahora con Varela? ¿Cómo se sentirá el pueblo cuando ven que su corrupto presidente se ha dedicado a perseguir a sus enemigos políticos, mientras ellos pierden sus empleos, los criminales se toman los barrios y la comida está cada día más cara? #DANASCO.
Por estar los panameños viviendo la tragedia que es el gobierno de Juan Carlos Varela, voy terminar con una memorable frase del poeta trágico Jean-Baptiste Racine: “No hay secreto que el tiempo no revele”.
¡2019 a la vista!