Infiernillo político

Bueno, bueno, la situación creada en Barro Blanco cuando los indígenas que cerraron el paso para ingresar al proyecto denunciaron a los policías por permitir la entrada del personal para evitar el colapso de la represa. De paso, la empresa Genisa y los bancos financieros han planteado el reclamo de las inversiones, que sin duda no iban a pagar los originarios, por varios millones de dólares. Esto trae al tapete la supuesta queja de los indios de ser discriminados en el país, cuando se trata de todo lo contario. Resulta que mientras ellos pueden hacer cuanto les venga en gana en el resto del país, en las comarcas la gente está sujeta a sus propias reglas, ya sea cobrando por entrar. Nada más hay que recordar a la dueña de restaurante que fue a reclamarles que habían comido allí sin pagar y en la discusión (sostenida fuera de linderos comarcales), un grupo de indios varones la agarró y se la llevaban a la comarca para juzgarla y castigarla, ¿en razón de qué? O las quejas de docentes en comarcas, a quienes ellos someten a su jurisdicción y no a la ministerial, sancionando con azotes de ortigas. También está la agria (y peligrosa) rivalidad entre los indígenas y los colonos que ya lleva ataques a la propiedad e incluso víctimas. Si bien es correcto que no debe discriminarse a los originarios, también es cierto que estos no deben pasar por encima del Estado panameño como si fueran un Estado aparte con leyes, tribunales y castigos propios. Al observar la extensión de las comarcas y su diversidad poblacional, se evidencia que tienen grandes extensiones con baja densidad demográfica. Con el criterio internacional de defensa de los aborígenes, la indiada se ha radicalizado, sobre todo por una dirigencia que busca medrar de la política indigenista. Se precisa una profunda investigación que determine el alcance de la situación que en un momento puede complicarse. El orador y estadista latino Marco Tulio Cicerón planteó: “el derecho riguroso es una especie de injusticia”. Bueno, eso es todo por hoy, pero tranquilos, que el próximo jueves habrá más.