RedacciónLa escandalosa detención en Nueva York del director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn (DSK) en Nueva York por un supuesto delito sexual, sorprendió al mundo financiero y político mundial.Cuando el FMI se apresta a respaldar millonarias operaciones de rescate frente al descalabro de economías europeas, se produce una especie de vacío poder a causa de un escándalo sexual.
El poderoso gerente del FMI ha sido puesto en la cárcel por obligar a una mucama de su hotel a practicarle sexo oral.
Lo sucedido es una lección para los que se creen intocables o abusan de su cargo para practicar ese tipo de acoso a las mujeres.No hay enemigo pequeño.Hoy una humilde empleada de origen africano tiene de rodillas y tembloroso al hombre que dicta las políticas económicas de todo el mundo.
Sin duda que hay que respetar la presunción de inocencia, pero los indicios están contra Strauss-Kahn.Su incontrolable deseo sexual ya de seguro frustrará su carrera en el FMI y su potencial candidatura presidencial en Francia.
El caso de Strauss no es una canita al aire o infidelidad, se trata de una agresión sexual con carácter delictivo.Ya de por si la exposición mediática de su caso ha acabado con su carrera y a DSK, si se salva de prisión, no le quedará otra que el retiro.