La edad y la pericia de cada niño en el agua determinan qué pueden jugar dentro de una piscina.
Claro, si es de los que le gusta poco los chapuzones, puede empezar a salpicarle la cara para que pierda el miedo a meter la cabeza en el agua, por ejemplo. Al principio no le hará gracia, pero si él también le salpica y hace mucho teatro, se la pasará muy bien, y así tomará confianza.