Primera vez en la historia, que un presidente de los EE.UU., en el tradicional discurso presidencial de comienzo de año, menciona a Panamá. Yo juraba que Obama a estas alturas, estaría tan disminuido que ni en Alabama ni en calle siete Río Abajo, le iban a parar bolas. Pero cuando observé por CNN que las dos bancadas del senado a los primeros 30 segundos de la disertación, comenzaron con un rítmico___________ párese y aplauda___________, párese y aplauda__ , me dije: �Carajo!, en verdad este hombre es el papa negro que dijo Nostradamus.
Hasta el nudo de la corbata de Obama, combinaba con la ocasión. No necesitó presentarse como cuando don Genaro López trabajaba ni aparentar como el que gobierna a veces vestido de forma inapropiada (pero por suerte totalmente "deschavetado"), para que el último rincón del mundo y sus periódicos prolongaran aplausos hasta el alba siguiente. Parece mentira que en Washington todavía elevan como en nuestra aldea minada de políticos ladronzuelos, el resentimiento a regla y medida del derecho (Oponerse a todo lo que no es de mi partido). El Barack atacó a los conservadores opuestos a medidas progresistas, que de no decidirlas a tiempo, transformarán el sueño americano en una pesadilla con sobresaltos, que no dejará dormir jamás tanto a caras pálidas como a sus arrimados.
Junto a Panamá, Obama mencionó favorablemente a nuestra madrasta (Colombia) y hasta pensé que nos recomendaría olvidarnos del contaminador hueso de Cerro Colorado; y en vez, distribuir la inagotable fuente de energía eléctrica colombiana, para abaratar los precios y ganar trillones. �Pero no?, el hombre se refirió a la China, como un peligroso competidor que no se detiene ni para orinar en el camino de su desenfrenada carrera hacia el primer lugar de la economía mundial. �Lo dijo clarito! Y en ese momento sí se levantaron los más obesos del congreso y hasta un adverso que aplaudió al final decía: �Guauu... Guauu!
