Llegó la fiesta del Dios Momo, esta es una semana en que el tema central de las conversaciones es Carnaval, precisamente porque es la fiesta sagrada de los panameños. No nos llamemos engaño. Si hay dos actividades que no se pueden tocar son los carnavales y la lotería. Ante esta realidad me surge la interrogante: �estamos preparados para asumir responsablemente las consecuencias que puedan traer los Carnavales?
Con el transcurso de los años, la forma de celebrar los Carnavales en Panamá ha variado. Recuerdo que mis padres me comentaban que las reinas del Carnaval en la ciudad, representaban a la clase social alta, pues era una exclusividad de este grupo social; las comparsas basaban sus ingresos en la autogestión; los toldos del pueblo estaban ubicados en Barraza y el desfile era por Avenida Central, ....ahh y estaban encabezados por Domitila y Tiburcio, dos personajes que tuve el honor de conocer, pues estaban bajo la custodia de su propietario, El Genio, un barbero que los mantenía en la bodega de su negocio, ubicado en Calle C, Santa Ana.
Pero cómo se prepara el panameño para disfrutar de los Carnavales. La clase profesional planifica sus carnavales; alquilan una casa en el interior del país, donde puedan trasladarse luego a pueblos cercanos y disfrutar de los culecos o en las noches, de los desfiles de las reinas. La clase social alta prefiere tomar un avión e irse de vacaciones a Miami, o muy cerca San Andrés, los lugares de destino los escogen de acuerdo a sus ingresos, pues ahora hasta se incluye el crucero que sale desde la provincia de Colón y que en una semana visita cinco regiones del Caribe. En tanto, el común de los panameños ve esta época para disfrutarla sin límites, participan de los culecos, asisten a los desfiles de reinas que se dan en horas de la tarde y luego en la noche disfrutan de los bailes nocturnos.
Los casos extremos que observamos en tiempos de Carnaval los protagonizan aquellos panameños que pierden el control, a fin de hacerse de un dinero que lo lleve a cubrir los gastos que esta fiesta le ocasione. No visualizan lo que pueda suceder después de los carnavales, y llegan hasta a empeñar cosas personales; sin considerar que a pocos días se inicia, por lo general, el año escolar.
El Carnaval panameño lleva a envolver tanto a su población, que es precisamente en esta época en que más mujeres quedan embarazadas, de allí que, por lo general, noviembre, viene a ser uno de los meses de mayor natalidad en el país.
Otros panameños aprovechan el auge que tiene la economía del país en esta época, pues son muchos los turistas que llegan de visita, y se hacen de un dinero adicional con los puestos de venta de comida criolla y bebidas. Ellos sí aprovechan la fiesta, disfrutan de las actividades que desarrollan los organizadores de los Carnavales y al final se llevan dinero para sus hogares.
