El Tribunal Electoral (TE) debe jugar un papel más activo en lo referente a los diversos torneos internos que adelantan los partidos políticos.
Si bien es cierto que se trata de elecciones internas para la conformación de las nuevas directivas de los colectivos legalmente constituidos o de primarias para seleccionar a los candidatos a los diversos cargos de elección popular, la asesoría y supervisión del Tribunal Electoral serviría para prevenir ilegalidades.
No hay que olvidar que la mayoría de los partidos políticos, salvo los de reciente inscripción, reciben subsidios electorales y el estar pendiente de la vida interna de las fuerzas políticas -sin que se incurra en una intromisión- sería saludable y evitaría futuras acciones de impugnación que en último caso debe resolver el propio TE.
Existe una realidad, cuando se produce una contienda interna se generan disputas entre las facciones de los partidos y los que están bajo control de la dirección, tratan de obtener algún grado de ventaja. La asesoría del Tribunal Electoral facilitaría que se respete la democracia interna y previene algún tipo de abusos.
Hoy día a los que participan en las elecciones de delegados a los congresos de los partidos políticos se les reconoce el llamado fuero electoral, pero a los candidatos que son funcionarios con mando y jurisdicción no se les impone como requisito separarse del cargo mientras dure el proceso interno, lo que constituye una ventaja para ellos en perjuicio del resto de los aspirantes.
Los candidatos a diversos cargos en la cúpula de los partidos, así como los aspirantes a ser postulados a puestos de elección popular, deben tener iguales oportunidades y no ser bloqueados por sus propios copartidarios en sus legítimas pretensiones. El Tribunal debiera tener mayor participación para garantizar que eso sea así.