El Partido Revolucionario Democrático (PRD) parece haber aceptado en principio la convocatoria a un diálogo con el mandatario Ricardo Martinelli. Esta sería la tercera convocatoria hecha por el Ejecutivo a las fuerzas políticas opositoras para reuniones en el Palacio de las Garzas.
La situación imperante en el país amerita un acercamiento entre las fuerzas democráticas para al menos lograr acuerdos en temas que sean parte de una agenda de Estado. El desarrrollo económico que se observa en Panamá puede irse al traste debido a la confrontación permanente entre diversos sectores de la sociedad.
A pesar de las diferencias normales que puedan existir entre oficialismo y la oposición, en toda democracia hay que abrir canales de comunicación para analizar periódicamente el rumbo del país.
Si bien es cierto que los políticos son una cosa en el gobierno y otra en oposición, el llamado de voces sensatas puede hacer corregir el rumbo a cualquier Presidente al que muchas veces sus cercanos colaboradores no le advierten o no se atreven a advertirle de la inconveniencia de cualquier proyecto.
En todo caso el diálogo debe darse en base al respeto y con miras a resolver los problemas del país, no para solventar los intereses particulares ni para frenar el tranfuguismo. El PRD debe entender que alguna vez retornarán al poder y también se verán forzados a convocar a sus adversarios.
En tanto el gobierno deberá entender que ese tipo de encuentros no debe ser una maniobra para entretener y simular acciones, para luego retomar el modelo de confrontación. La época del garrote y la zanahoria, ya es una etapa superada. Ahora debe imperar respeto a la democracia, a las libertades y a las instituciones.