TEMAS DE ACTUALIDAD
Viviana Moreno del INAC
Emilio Lassen López
A lo mejor la muerte es un
pájaro en espera; una criatura dispuesta a alcanzarnos en las alturas,
que llega hasta la cima, al misterio mismo de los torbellinos. Y de ahí
se avienta, se lanza cual Icaro a mansalva, con sangre fría a desplazarnos.
La autoridad de la muerte sume hasta lo infinito la displicencia que
es la vida. De polvo diseminado quedan, en nuestra memoria, modo y forma
de andar de la persona; la gratitud; la hospitalidad para aposentarnos en
su alma; la manera ferviente de querer.
Todo queda; la gente decente se va. Y en el huerto mira un mirto, aguardando
con sus olores sepultar nuestros húmeros, hasta ser, algún
día, si el cielo nos merece, inmortales.
La muerte de Viviana Moreno, Promotora Cultural del Instituto Nacional
de Cultura, debe ser placentera. Para ella y para nosotros sus sobrevivientes.
Porque la libró para siempre del martirio. Es, a no dudarlo, una
zambullida sin formulismos, unas "ganas de estar un poco viva"
referiéndose a la muerte.
El pasado 2 de marzo dio espalda a la luminosidad, clamando, con voz
lastimosa por sus redenciones que, nunca, hasta su veraniega muerte, las
tuvo.
Es preciso contenerse para evitar la relación de incontables amputaciones
que dirigieron a su alma. La última vez que la encontré ya
había sufrido dos detonantes que presagiaban su final. Le recomendé
un retiro discreto, algo así como una jubilación anticipada
que evitara el estilete de sus adversidades.
Malograda, hoy es imperativo que el INAC no la sumerja en esa carne marchita
como lo es el olvido.
Porque fue el arriero que con estoicismo mutiló uno uno los embates
sufridos; la singular Promotora Cultural que, aun nunca disfrutó
de viajes al exterior para su capacitación, cabalgó con sus
senos de madre anhiesta, buscando afanosamente mejores derroteros a nuestra
institución. Artífice de un inagotable tableteo de reflexiones
e ideas a quien, ciertos mercaderes de la cultura se afanaban por demeritar.
A ti, doña de hueso y carne, maestra que dejaste hasta el último
vapor de encallecidas manos en aras de la promoción fomento y preservación
de nuestras cultura e identidad nacional a ti, ¡MATRIA, en vez de
PATRIA, te digo, HASTA SIEMPRE!
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