Aunque muchas personas consideran que la intimidad está vinculada únicamente con el deseo de tener relaciones sexuales, expertos aseguran que la personalidad juega un papel importante, no solo con la facilidad de acercarse a una persona, sino también al momento de intimar.
Es así que, los llamados inmaduros se identifican por el estilo jovial, optimista, que gusta a la gente; confianza en sí mismos; capacidad para ocuparse de los demás y estar atentos a los requerimientos ajenos.
De más está mencionar la facilidad que tienen estas personalidades para la conquista: no les cuesta nada acercarse a la persona que les gusta. A los hombres inmaduros les encanta las mujeres atractivas, curvilíneas, y si tienen algo de "despiertas", mejor.
Ellos, por lo general, no tienen problemas con la ropa: lo que se pongan les queda bien. La expresión del cuerpo supera cualquier ropaje.
En la sexualidad los hombres inmaduros son atrevidos, con pocas inhibiciones, dejándose llevar por la convicción que los embarga.
En tanto, los vanidosos son pedantes y fanfarronas. Los mueve la ilusión de poder, de gloria, de superioridad frente a los demás.
A ellos les gusta recibir halagos y sentirse admirados. Gozan de los atributos de la seducción, la afabilidad y divulgan el gusto por la vida. Son seductores natos, conquistadores revoltosos, egocéntricos, pícaros; quieren que los ojos del mundo no se pierdan el espectáculo que ha creado y del cual es el principal admirador.