FAMILIA
Prejuicios "incurables" contra
el mal del SIDA
Tomado de
SINORAMA
Cuanto antes se trata el
SIDA más fácil es controlarlo con medicamentos. Por desgracia,
no hay medicinas para tratar los prejuicios contra el SIDA", advierte
una campaña de concienciación.
Los prejuicios contra el SIDA son omnipresentes. Chang Wei asegura que
los Artículos sobre el tratamiento y la prevención del SIDA,
publicado por el Gobierno en diciembre de 1990, están plagados de
prejuicios y términos discriminatorios. Uno de los más controvertidos
es el artículo 15, que estipula: "Quien, consciente de ser portador
del VIH, y ocultando el hecho, tomara parte en actos indecentes o promiscuos
infectando a su pareja, podrá ser sentenciado a una pena de hasta
siete años en prisión...". La descripción de la
conducta sexual de los infectados por el VIH como "indecente"
o "promiscua" generó las protestas de la PHARAA, y en diciembre
de 1997 se encomendó el texto: "tomara parte en prácticas
sexuales peligrosas con otras personas o compartiera agujas hipodérmicas...".
"En Taiwan, los pacientes de SIDA no son más que un número,
una estadística, un ejemplo negativo con el que advertir al público",
se queja Troy Lee, secretario general de la Asociación Taiwanesa
de Control del SIDA "Faro de Amistad", quien añade que
este método de concientización "de choque" ha atemorizado
a muchos. Chiang Che-yan, un antiguo vicepresidente del Hospital de la Universidad
Nacional de Taiwan (HUNT), fue el primer doctor que trató pacientes
del SIDA en Taiwan, y recuerda un caso en el que, un día después
de dar la mala noticia a un paciente, éste se suicidó arrojándose
al río en Hsintien.
"La enfermedad no me da miedo; lo que me crea ansiedad es la discriminación
y la incomprensión de los demás", explica Hsiao Chiang,
portador del VIH, quien diariamente toma su medicación, hace ejercicio
y controla su dieta. Su vida es similar a la del resto de las personas.
A pesar de ser seropositivo, sigue teniendo relaciones sexuales, aunque
siempre usa preservativos, no sólo para no contagiar a sus compañeros,
sino para protegerse a sí mismo, ya que los infectados por el VIH
tienen menor resistencia a las enfermedades. De hecho, él tiene más
probabilidades de recibir una infección que de contagiar el SIDA
a alguien.
¿MEJOR EL CANCER QUE EL SIDA?
Un doctor de medicina interna publicó en Internet su primer encuentro
con un paciente de SIDA hace cinco años: "Yo era un médico
joven, y al ojear su historial me impresionó saber que tenía
el SIDA. Me chocó tremendamente. De repente hubo una explosión
de actividad en la sala de emergencias: todo el personal se puso máscaras
de cirujano y empezaron a desinfectarlo todo...". Si bien la situación
hoy ha mejorado mucho, aún persiste la actitud de que "los profesionales
de la salud tienen derecho a negarse a dar tratamiento a un seropositivo".
Actualmente, aparte de los pabellones de contagiosos y de medicina interna
de unos veintitantos hospitales incluídos el de la Universidad
Nacional de Taiwan, el General de Veteranos y el Conmemorativo Mackay-,
obligados por el DS a tratar a los pacientes del SIDA, es común entre
los doctores rehusar educadamente el tratamiento a un seropositovo.
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Una derrota que fue la mayor victoria para la
humanidad |