EDITORIAL
Tribunal Electoral provocador
La jurisdicción electoral
panameña se había caracterizado a partir del retorno democrático
de diciembre de 1989, por su ecuanimidad, equilibrio y apertura serena hacia
las propuestas, quejas y consultas del pueblo; ganándose con tal
comportamiento amplio respeto popular y el reconocimiento a sus esfuerzos
y labores sensitivas.
Sin embargo, aquella transparencia y aquél derrotero vertical
comienza a torcerse, tendiendo a oscurecer; mientras las críticas
justificadas aumentan y engrosan cada día, con los desvaríos
y desatinos que los Magistrados ofertan, llenando de suspicacias y temores
los ámbitos públicos y políticos.
El trío de Magistrados del Tribunal Electoral son prolíficos
en dictar normativas y señalar criterios en los órdenes comiciales
con las que ahondan los recelos; materias que van desde determinar absurdas
distancias para quienes hayan de presenciar los escrutinios locales y circuitales,
pasando por asignar votaciones electrónicas a dieciséis mil
electores, en razón de criterios provinciales que desconocen la conformación
circuital que rige el padrón de votación; de igual manera
con velocidad sospechosa levantan inmunidad electoral para complacer trámites
acusatorios contra la candidata a la Alcaldía de Panamá, eludiendo
otros casos en gaveta, lo cual incorpora adicional irritación provocadora
al desenvolvimiento de los eventos electorales venideros.
Para culminar los desvaríos sospechosos, los provocadores Magistrados
Electorales, imponen multa de grueso valor a la empresa EPASA, por divulgar
resultados de encuesta realizada por CID-Gallup, entidad de reconocida fama
internacional dedicada a esos menesteres, que cumplió los requerimientos
legales al entregar las informaciones que previene el ordenamiento positivo
a través de comunicación vía fax, mecánica electrónica
que acepta ese organismo tribunalicio para conocer los resultados electorales
lejanos, y rechaza para las comunicaciones locales e internas.
Castigar el medio por publicar: razón de ser de los periódicos
en el mundo, es una estrafalaria decisión; propia de cerebros disminuidos,
que pudieran intencionalmente encaminar el panorama nacional al enguerrillamiento
popular, oscureciendo los comicios; provocando situaciones que podrían
derivar en confrontaciones de ácidos reclamos, que al empañar
las votaciones y sus concomitancias jurídicas, avalen salidas inconstitucionales,
de hecho.
Un tribunal integrado por personeros que deben mostrar diáfanas
conductas, transparentes manejos y limpios criterios no puede existir con
quienes estén atados por intereses enanos, que alcanzan relaciones
familiares y otros nexos de cercanías parenterales y políticas:
El viejo adagio que reza: "la mujer del César no le basta
con ser honesta, sino que debe parecerlo", tiene hoy plena cabida en
los comportamientos del trío magistral que tiene en sus manos el
destino pacífico y cívico de la vida nacional, que pudieran
conducirlo a la eclosión, el contrapelo y la intolerancia, por satisfacer
requerimientos subalternos. No lo olvidemos...
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