ABRACADABRA
"Voto en plancha contra el PRD"
"Miguel Antonio Bernal es el hombre para la Alcaldía:
En Bernal, la capital sí puede confiar"
Carlos Guevara Mann
Entre 1994 y 1999, el torodictador
ha tenido, para su uso reservado, 30 millones de balboas, a razón
de 6 millones anuales asignados a su partida "discrecional".
Con este dinero, el señor Pérez González puede hacer
lo que le da la gana, sin rendir cuentas a nadie.
En el mismo período (1994-1999) la torodictadura les ha regalado
a los legisladores, por lo menos, 180 millones de balboas en concepto de
"partidas circuitales". Los legisladores también pueden
gastar ese dinero como les da la gana.
La mayor parte de esta suma astronómica les tocó a los
legisladores del PRD y sus satélites, como pago por haber aprobado
todas las nocivas medidas que al torodictador le ha dado por imponernos.
Entre partidas "discrecionales" y "circuitales" se
han ido 210 millones de balboas, por lo menos, entre 1994 y 1999. Todo este
platal hubiera servido para resolver graves problemas sociales, pero ésa
no es prioridad para la torodictadura.
Al PRD y sus satélites lo que les interesa es hundirnos más
en la pobreza, para que las cúpulas de esos partidos puedan enriquecerse
más a costa de la miseria y el sufrimiento del pueblo panameño.
Hoy, tras 5 años del rambocapitalismo corrupto de la torodictadura
-de privatizaciones, concesiones, rebajas arancelarias unilaterales y escandaloso
endeudamiento- hay, sin duda, más pobreza, desempleo, subempleo y
desesperación que en 1994.
El presupuesto no alcanza para comprar algodón, vendas y sábanas
para los hospitales públicos, pero sí para que el presidente
Pérez González y su numeroso séquito se vayan de paseo
a Grecia, como muy bien lo expresó Humberto Ricord en El Siglo, el
2 de abril de 1999.
En el interior, las medidas dictadas por el PRD y sus satélites
han llevado a muchos productores agropecuarios a la quiebra, pero el gobierno
no los ayuda. En vez de usar el dinero público para financiar programas
efectivos de reconversión, el PRD y sus satélites prefirieron
subirles el sueldo a los ministros y demás altos funcionarios del
Estado.
Las escuelas están en pésimo estado. El gobierno no acaba
de nombrar maestros y en todas partes falta mobiliario, como sillas, pupitres
y tableros (La Prensa, 9 de marzo de 1999).
Al PRD y sus satélites, sin embargo, no les ha interesado acondicionar
las escuelas públicas, sino entregarles partidas discrecionales al
torodictador y partidas circuitales a los legisladores, para financiarles
la reelección.
El PRD y sus satélites desprecian al pueblo. No sólo nos
maltratan, también nos endeudan sin consultarnos. La deuda pública
ha aumentado casi en dos mil millones de balboas, sin que se vea en qué
se han gastado. Mientras tanto, los repagos de esa deuda escandalosa le
impiden al Estado hacer frente a sus obligaciones con la sociedad.
Ninguno de estos ultrajes al pueblo panameño hubiera sido posible
si los incautos no se hubieran dejado llevar por las mentiras del PRD o
los engaños de "terceras fuerzas" en las elecciones anteriores.
El 2 de mayo próximo no podemos cometer el mismo error. Hay que
sacar al PRD y sus satélites de la Presidencia, la Asamblea y los
municipios. Porque, si dejamos que sigan en el poder, el tétrico
panorama social de hoy sólo empeorará mañana.
La fórmula más apropiada para desalojar al PRD y sus satélites
es la unión total de la oposición, pero la mediocridad y codicia
de muchos "dirigentes" de pacotilla ha frustrado, hasta ahora,
ese objetivo. Todavía, sin embargo, hay tiempo para lograrlo, si
se deponen ambiciones.
Pero si esto no ocurre, Ud. no puede dejarse confundir. Lo que está
en juego el 2 de mayo es el bienestar del pueblo panameño. Cinco
años más de gobierno perredista aniquilará por completo
las esperanzas de la población, porque terminará por sumergirnos
a todos en la más espantosa pobreza.
Para que el pueblo no llore mañana, la recomendación de
esta columna es el voto en plancha por el Partido Arnulfista. En columnas
siguientes, de aquí a las elecciones, analizaremos esta propuesta.
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