Para Andrés Nieto, primer bailarín, es erróneo tratarlos de "patos", ya que toda persona que opte por practicar este arte no se le pueden ver ademanes femeninos.
Solamente son seis, pero Nieto asegura que pueden ser más siempre y cuando los padres le permitan a sus hijos optar por el baile, ya que esto es lo que más ha dejado al ballet huérfano de una mayor cantidad de integrantes.
Y es que Nieto vivió en carne propia lo que son este tipo de estereotipos. Su madre se opuso rotundamente a que se dedicará a este tipo de actividades, pero al final y gracias al empuje de su padrasto, aceptó y lo dejó que se matriculara.
A sus 50 años de edad, Nieto no se arrepiente de esto y con casi 30 años metido de lleno en las academias, se siente alegre por todo lo material e intelectual que ha conseguido.
"Es injusto que se nos tilde de afeminados. Los que practicamos esto, tenemos que estar en una excelente condición física y mental; ya que los movimientos que hacemos y la fuerza que necesitamos para cargar a las damas no los exige", destaca Nieto.
Lo cierto es que es una profesión que exige sacrificio, pero los hombres del ballet soportan con tesón y humildad para seguir dedicados a lo que saben hacer: bailar.