La persecución política que ha iniciado Boris Barrios, el "Casimiro" del PRD, en contra de Bosco Vallarino debe ser condenado sin miramiento alguno por todos los sectores nacionales, ya que se trata de una cuestión relativa al derecho humano de elegir y ser elegido reconocido en los convenios internacionales que Panamá ha ratificado y los mismo están incorporado a nuestro ordenamiento jurídico de conformidad a la jurisprudencia del Bloque de Constitucionalidad que ha desarrollado la Corte Suprema de Justicia.
Las prisas que ha tenido el Fiscal Electoral en solicitarles a los magistrados del Tribunal Electoral la inhabilitación de los derechos ciudadanos del candidato a alcalde por los partidos de la alianza de la oposición no solo es un tentado certero al corazón de la democracia, sino una violación de los derechos humanos del pueblo panameño que es el único que le corresponde decidir con su "voto popular" quiénes deben ser los candidatos que deben ocupar los cargos para Presidente de la República, diputados, alcaldes y representantes de corregimientos.
Le toca ahora a los magistrados del Tribunal Electoral tomar una decisión que sin lugar será histórica por las implicaciones que la misma conlleva, pues una decisión en contra de Bosco Vallarino representará una bofetada jurídica a los más de cien mil panameños que aman a su país, a pesar de contar con otra nacionalidad adquirida y que de seguro quieren que su voto pueda ser depositado en las urnas para que el mismo sea tomado en cuenta a la hora de decidir los destinos de la Nación.
Por ello, los magistrados del Tribunal Electoral deberán valorar el impacto político que representa esta cuestión dentro del actual proceso electoral y necesitarán contar con la mesura democrática y la imparcialidad judicial para entender que existen dentro de nuestro ordenamiento constitucional aberraciones jurídicas que atentan contra el Estado de Derecho de un sistema democrático y que las mismas no deben ser aplicadas, puesto que se estarían violando los derechos humanos por el que luchamos en tiempos de dictadura.
La democracia panameña necesita de la participación de todos sus hijos, y no debe importar la condición en que los mismos se encuentran, pues la distinción entre iguales solo acarrea discriminaciones innecesarias que no debemos tolerar.
