En sus propias elecciones internas cometen toda clase de desafueros. Mientras controlaron el poder público, en asocio de los militares, llevaron a cabo los fraudes más escandalosos. Pero ahora su candidato, con cara de "yo-no-fui", se da el tupé de insinuar que los civilistas le van a robar el supuesto triunfo que le vienen abanicando, desde hace varios meses, unas encuestas mal hechas.
El pueblo panameño no se come el cuento del PRD. Aquí los expertos en fraudes, frauditos y fraudotes son los perredistas. Por eso se les opusieron los populares, antes demócrata-cristianos. Ahora son aliados de los perredistas fraudulentos: �qué ironía!
Los varilleros roba urnas están en el PRD. Los magos de la trampa trabajaron para el CEN en 1984 y 1989. Los compradores de votos y cédulas, desde el tristemente célebre Capitán Chichica hasta el reclamado Sombrerito; los que maquinan cambios ilegales de residencia; los que amenazan y hostigan a los votantes: ésos sí son PRD. Y bien que lo saben los populares, pues fue uno de ellos quien documentó, en 1984, el escandaloso fraude de ese año. Ni el PRD ni su candidato tienen autoridad moral para exigir pulcritud ni transparencia. Ellos nunca quisieron la democracia, antes bien la obstaculizaron por todos los medios a su alcance. Que sepan que el pueblo estará vigilante para impedir toda acción que ponga en peligro la democracia por la cual luchó la mayoría civilista de este país. �No al fraude de la Patria Nueva!