Una orgullosa artesana. Así se define Ilka Sáenz, quien se dedica a la confección de polleras y de otros trajes típicos regionales, además de manualidades con motivos folclóricos.
Ilka, quien aspira en instalar su empresa, que le gustaría ubicarla en el distrito de La Chorrera o en la ciudad capital, para ofertar en mayor escala su trabajo.
Para ello ya ha comenzado a capacitarse y a "echar para adelante" con optimismo, aun cuando es consciente de que la apertura de una empresa no es tarea fácil y se requiere de gran esfuerzo en los primeros años.
Por el momento, sus creaciones ya están siendo comercializadas en algunos locales del país e incluso se han enviado pedidos al extranjero; también cuenta con una amplia clientela en el distrito de La Chorrera.
Lamentablemente, aún no se aprecia el trabajo del artesano y se "regatean" los precios, aunque existen trabajos como la elaboración de una pollera talco en sombra calado, que no puede ser vendida en menos de 2 mil 500 balboas.
Según Sáenz, lamentablemente muchas de las supuestas artesanías con bordado y tejido que están siendo vendidas son elaboradas con máquinas, con lo que el trabajo de los artesanos, como ella, resulta más difícil de vender, aunque los conocedores de la artesanía panameña no son fáciles de engañar.
Para conservar esta parte de la cultura panameña, insiste Sáenz, es importante que los propios padres se preocupen en inculcar a sus hijos el amor por las tradiciones.