No me sorprendió la dimisión del jefe de la Policía, sino más bien, las conclusiones emitidas por viejos personajes con las cabezas llenas de tripas de calabaza, que por culpa de ellos, nuestro pueblo no existe o está por extinguirse. Panamá ha tomado un rumbo de crecimiento con seres humanos individuales, rodeados de una mayoría que no tiene ni gozará nunca de libertad de expresión, ni jamás tendrá derecho a nada, si no se educa. Y en una sociedad así, �quién puede con la delincuencia?
No me burlo de Mirones, porque ese joven mesurado pudo ser mi hijo, que le ha tocado trabajar en su país, cuando la espuma de un pueblo en extinción, sin proyectos educativos eficiente ha empezado a desbordarse de la totuma, pero estas experiencias les convienen a los jóvenes de prosapia. Confucio dijo que la patria debería criar a sus hijos con un poquito de hambre y algo de frío.
�Qué culpa tiene Mirones que los políticos, después de Harmodio Arias Madrid para acá, no hayan hecho lo suficiente para que el 50% de los niños que terminan sexto grado, continúen la secundaria? Hoy, se calcula que anualmente flotan más de 190,000 desertores menores de edad, totalmente de balde. Le he enviado consideraciones al Alcalde Capitalino, que por su proyección política, sabemos que tiene planes para ese ejercito de niños panameños en peligro de sobrevivir como delincuentes, porque la escuela no los atrae en lo absoluto.
�Cómo disminuir violencia, crímenes y pobreza? �Cómo afrontar el crecimiento económico, en el futuro cercano? Si en vez de estímulos para la educación, aparecen instituciones, como esa del "Perro, el gato, el perico y la familia", inoculadas por foráneos interesados en hablar de sexo a los pelaos, mientras que en las veredas y montes se esconden miles de niños mirando la desgracia. Mirones, si miras para atrás, te darás cuenta que tus críticos adversarios, se están comiendo la cáscara de tu guineo.