Iba a ser una cacería de animales salvajes en el �frica. Henry Mitsutsu y su esposa Taeko se internaron en la espesura. Estaba el hombre apuntando a unos monos cuando un elefante salvaje lo atacó por detrás. Lo levantó con sus colmillos y lo arrojó lejos.
El hombre quedó con tal abertura en el pecho que se veía latir el corazón. Con él estaban sólo su esposa y un guía africano. El guía corrió a buscar auxilio médico mientras durante veinticuatro horas la esposa consoló amorosamente a su marido hasta que por fin les llegó ayuda. "Yo veía latir ese corazón que late sólo por mí, y no podía dejarlo morir", dijo la esposa.
He aquí un patético pero fuerte caso de amor conyugal. Un hombre en la selva africana recibe una herida casi mortal. La esposa que ve latir su corazón expuesto, sabe que late sólo por ella. Su marido la ama, y siempre le ha sido fiel.
Ella entonces se arma de un valor extraordinario, y así, a la intemperie, vela sola a su esposo. La presencia, el cariño y el amor de esa esposa le dan al marido una fuerza sobrehumana, y el hombre determina no morir. Los médicos lo ponen fuera de peligro y lo sacan de la selva africana con vida.
�Cuántos milagros no podrá lograr el amor? El amor es más fuerte que la muerte. El amor soporta todas las pruebas y triunfa sobre todos los infortunios. El amor cubre todas las flaquezas y da la fuerza para sobreponerse a todas las adversidades. El amor es más fuerte que la muerte.
Si esposo y esposa se aman con ese amor, amor fuerte y sano, pueden sufrir todas las penas y desgracias comunes de la vida. Pueden soportar la pobreza, el dolor y la enfermedad. Pueden soportar la pérdida de un hijo, las diferencias de personalidad, las desavenencias matrimoniales y cualquier calamidad. El amor genuino, cuando lo ponen en práctica, les proporciona fuerzas sobrehumanas. Y ese amor es producto de su decisión.
�Estará nuestro matrimonio hoy al borde del fracaso? Puede ser revivido. Sólo tenemos que añadirle amor. El fracaso de un matrimonio es el total desperdicio de años juntos, el abandono de niños nacidos en la cuna familiar, y la pérdida de las esperanzas que significaron los votos matrimoniales. No lo permitamos. Añadámosle a nuestro matrimonio amor. Dios puede dar vida a lo muerto. Si se lo pedimos con fe y con fervor, Dios revivirá nuestro matrimonio.
