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Luz

Milciades Ortíz | Catedrático

Esa tarde lluviosa del domingo cinco de mayo recordé una lectura que me dio mi padre hace más de cincuenta años. El nos obligaba a estudiar mínimo una hora todas las noches, tuviéramos o no tareas.

Una vez mi hermano y yo inventamos una excusa para no estudiar esa noche.

Le dijimos a papá que la luz era muy amarilla y nos molestaba los ojos para leer los libros.

Entonces mi padre buscó dos velas, las encendió y apagó las luces. Nos hizo estudiar a la luz de una vela durante toda una larga hora.

Explicó que los niños de su época estudiaban con luz de velas, porque no existía la luz eléctrica en el pueblo.

Desde ese momento aprendimos a darle valor a la electricidad.

Pues bien: una fuerte lluvia que azotó la capital y sus estruendosos rayos, dejó sin luz el sitio donde vivo. Fueron más de tres horas alumbrándonos con velas (siempre hay una por algún lado de la casa).

Entonces comencé a hacer el llamado "ejercicio mental" para no desesperarme. Pensé en cómo se vivía antes en Panamá... hace medio siglo.

Muchas personas no tenían refrigeradoras. Compraban el hielo en bloques y lo depositaban en una caja cubierta de zinc.

La carne se compraba día a día en la tienda de la esquina, que como ahora era de un chinito.

No existían los supermercados y menos los "malles" llenos de tiendas lujosas.

Algunos compraban "fiado" El dueño de la tienda anotaba en una libretita las compras, que se pagaban a fin de semana o quincena.

La televisión se apareció en los años sesenta y era blanco y negro.

�Cómo se vivía en las noches? La familia se reunía alrededor de la radio a escuchar música o radionovelas.

Se acostaban las personas más temprano, especialmente los niños que le hacían caso a los padres.

A veces se aprovechaba la noche para contar cuentos, muchos de ellos de espanto. Por cierto, alguien me dijo una vez que cuando se descubrió la luz eléctrica... desapareció el noventa y nueve por ciento de los fantasmas en el mundo.

Cuando usted necesitaba una consulta para una tarea acudía a enormes Diccionarios o Enciclopedias. Nadie pensaba que algún día existiría la computadora y la Internet. Los celulares existían en algunos paquines (cómicas) del detective Dick Tracy.

Al fin vino la luz y todo volvió a la normalidad, aunque a veces extraño cosas de la vida de antes.



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