La manifestación internacional celebrada en Rostock para reclamar a las potencias del G-8 medidas contra el cambio climático y la pobreza se vio ensombrecida en su tramo final por los disturbios protagonizados por un grupo violento que atacaron a la policía con piedras y cócteles molotov.
Los disturbios enturbiaron el tramo final de una marcha que se había desarrollado sin incidentes desde el principio y que estuvo caracterizada por su ambiente festivo y musical.
Incluso un grupo de payasos amenizó la manifestación que, según fuentes policiales, apenas superó las 25,000 personas, frente a las 100, 000 que la organización esperaba congregar bajo el lema "Otro mundo es posible".