Muchas mujeres no se han dado cuenta aún de que sus maridos se inscriben en las ligas de bola suave o fútbol de veteranos con objetivos: No quedarse en casa para verles la cara e inyectarse su par de tragos con la excusa de que hace calor.
En Panamá son muy pocos los que practican deporte y no mezclan una sola gota de licor.
La razón es lógica. Nadie puede -por más que intente- unir el agua y el aceite. Lo mismo debe ocurrir con los temas en mención. Es contraproducente pregonar deporte con vicio.
Si usted es de aquellos que no les interesa este comentario, permítame al menos decirle que esos traguitos extras de licor luego del juego pudieran colocarle en 3 y 2 con respecto a su riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
Un estudio encontró que los hombres y las mujeres que toman mucho, aunque de manera poco frecuente, tenían mayor grasa abdominal que las personas que consumían la misma cantidad, pero regularmente. La grasa abdominal ha demostrado que es un factor importante de riesgo de enfermedades cardiovasculares.
El estudio de 2, 344 hombres y mujeres también reveló que el alcohol que se toma contribuye de manera diferente al desarrollo de grasa abdominal. Los tomadores de licor tuvieron más grasa abdominal, mientras que los tomadores de vino tuvieron menos abultamiento abdominal.
Las razones claras para decirle a usted que no beba licor están muy transparentes para que cuide de su salud.
El otro asunto es que, por el bien de su matrimonio, no engañe más a esa hermosa mujer con la excusa de que va a practicar deporte.
En vez de estar saludable, podría sufrir de algún paro cardíaco en cualquier momento y lo más probable es que su esposa lo deje por otro que no beba y le dedique el tiempo que ella se merece.
Recuerde, el alcohol hace daño.