Cuando se me pidió que escribiera "algo" sobre la falta de fe de que está padeciendo la población, me dije: - "Pero, �cuál falta de fe? Si por doquier hay señales (asesinatos, crímenes, secuestros, maltratos, corrupción, excesos sexuales, antivalores, etc.), que nos están gritando en la cara que nuestra propia conducta y comportamiento social es la razón de ese "apartamiento" de los mandamientos de la Ley de Dios, y es, por ende, la real causa de esa percepción de la falta de fe que se padece.
De hecho, a mi entender, la gente suele referirse a la fe dependiendo de las satisfacciones con que sienten que son atendidas sus muy particulares intereses y
o deseos personales, ignorando por completo que para 'sentir' e interpretar con mística religiosa eso que erróneamente llaman 'fe', primero deben despojarse del falso ropaje con que muy convenientemente se arropan, dizque con mucha religiosidad. Y como nuestro título se refiere a AMOR y FE, he aquí dos ejemplos de esas dos virtudes, una de amor filial y la otra de dogma de fe.
Respecto del amor filial, el Rey Salomón, para dirimir una disputa que tenían dos mujeres que reclamaban para sí el hijo vivo que debía ser de una de las dos, ordenó que este hijo vivo fuera partido en dos y que se diese a cada mujer su correspondiente mitad, ocurriendo que una de las mujeres suplicó: -"Por favor, no mate Su Majestad al niño... Mejor déselo a estar mujer". Esta otra mujer, prefirió lo contrario, diciendo: -"Ni para mi ni para ti. �Que lo partan!" Dijo entonces Salomón: -"Entreguen a aquella mujer el niño (...) porque ella es su verdadera madre (Reyes 3: 16-28).
Y ahora, la fe en su máxima expresión...
Dios ordenó a Abraham a que sacrificara a su único hijo, Isaac, ofreciéndolo en holocausto. Cuando Abraham levantó el cuchillo para sacrificar a su hijo por mandato de Dios (como una prueba de su fe en el Altísimo), el ángel le dijo: - "No le hagas daño al muchacho, porque ya sé que tienes temor de Dios, pues no te negaste a darme a tu único hijo". (Génesis 22: 1-13).
Dijo hace poco el Padre Mirope Polanco: "No basta con recibir el sacramento del vino y el pan... hay que vivir con el ejemplo del amor y la fe verdaderos hacia nuestro prójimo (...)". Hacer lo contrario, digo yo, sólo nos identifica como hipócritas y falsos cristianos. �Au Revoir!